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sábado,
03 de
junio de
2006 |
Prisión perpetua por torturar
y enterrar a su "amigo"
Bariloche.- Un hombre de 31 años fue condenado a prisión perpetua por el asesinato de un socorrista que fue maniatado, torturado y enterrado vivo el año pasado, en la localidad rionegrina de El Bolsón.
La Cámara Segunda en lo Penal de Bariloche condenó a Luis Alberto Gallardo por el homicidio agravado por la alevosía de su amigo, Nazareno Barrera, un brigadista de incendios forestales de 26 años.
El hecho ocurrió en agosto de 2005 en el barrio San José de El Bolsón, apacible localidad cordillerana ubicada a 130 kilómetros al sur de Bariloche, cuando la víctima había concurrido a la casa de Gallardo, junto a otro amigo, para festejar que había cobrado los sueldos de dos meses juntos.
El tercero en cuestión, Claudio Agustín Albrecht, de 21 años, también estaba imputado, con pedido de prisión perpetua por el fiscal, pero el tribunal lo declaró inimputable por una deficiencia mental.
La Cámara estableció que el brigadista fue atado de pies y manos, torturado y golpeado salvajemente, tras lo cual le asestaron varias puñaladas. Para la justicia, en el ataque Gallardo fue el principal agresor y Albrecht lo siguió obedeciendo sus órdenes.
Luego de quitarle los 790 pesos que llevaba encima, cargaron al agonizante Barrera en una carretilla y lo llevaron hasta una finca vecina, donde lo enterraron aún vivo en un sector anegado.
"Hacé lo que te digo, si no vamos presos los dos", le ordenó Gallardo a Albrecht para completar la macabra tarea. Si bien el brigadista tenía cortes fatales en el cuello y el tórax, la pericia forense estableció que falleció tiempo después, por "asfixia mecánica", por la obstrucción con barro de las vías respiratorias.
Entre los testimonios más contundentes del juicio oral, un almacenero del lugar dijo que la víctima y los agresores le habían comprado alcohol estando ya muy borrachos, y que vio al brigadista "con varios billetes de 100 pesos en la mano". También una vecina a la vivienda en la que ocurrió el ataque señaló haber escuchado golpes y súplicas de un hombre, seguidas por un silencio.
Además fue clave la confesión de la madre de Albrecht a una amiga, a quien le dijo que su hijo y Gallardo habían asesinado a un joven y lo habían enterrado en una chacra. (Télam)
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