|
sábado,
03 de
junio de
2006 |
Muerte dudosa en un asilo de ancianos
La Justicia investiga la causa de muerte de un anciano, José María López, de 82 años, que se produjo el lunes pasado después de recibir un fuerte golpe en la cabeza mientras permanecía alojado en un geriátrico de Hilarión de la Quintana 626. La denuncia fue radicada el mismo lunes por su hija, María López, en la comisaría 6ª y un día después en el Juzgado Correccional Nº4, a cargo de Graciela Sedda, que caratuló la causa como "muerte dudosa", impuso el secreto de sumario y ordenó la realización de una autopsia.
Según María, todo comenzó el domingo último por la mañana, a las 9.30, cuando la llamaron desde el geriátrico Adela (legalmente habilitado) para informarle que su padre, que sufría el mal de Alzheimer, se había caído de la cama después de sacarse por sus propios medios las vendas que lo sujetaban. "Algo rarísimo por las características de las vendas", sostuvo la mujer.
Junto a su mamá, Ramona Moreira, María salió corriendo para el geriátrico y allí encontró a su padre con un fuerte golpe y un corte en la cabeza, por lo que decidió trasladarlo al Sanatorio de la Mujer, donde le suturaron la herida. Siempre según el relato de la mujer, luego volvieron al hogar de ancianos con su padre consciente, en condiciones de hablar y de ingerir bebidas y comidas.
Pero el lunes a la mañana el panorama con que se topó al volver a visitar a José fue bien distinto. "Fui cerca de las 11.30 para darle de comer y lo encontré profundamente dormido, con dificultades para respirar", recuerda María. Por eso llamó a la enfermera, quien la tranquilizó reiteradamente diciendo que el estado de su padre se debía a "las gotitas" que le habían dado la noche anterior para tranquilizarlo y que no había de qué preocuparse.
Sin embargo, María y su hermana decidieron llamar a la ambulancia, que llegó de inmediato y lo trasladó nuevamente al Sanatorio de la Mujer. El médico a bordo le dijo entonces que su papá estaba en coma, un diagnóstico que fue confirmado en la guardia del centro asistencial.
"Nos dijeron que ya estaba en coma 4, que tenía insuficiencia respiratoria aguda y un estado de deterioro irreversible", sostuvo María. Y también le dijeron algo que ahora desvela a la familia: que nunca debieron darle tranquilizantes a su padre después de haber sufrido un traumatismo de cráneo.
Por eso María radicó la denuncia primero en la sede policial y luego ante el juzgado Correccional, donde la jueza resolvió que anteayer se practicara una autopsia al cuerpo de la víctima (que permanece en la morgue judicial), ante un cuadro de "muerte dudosa".
enviar nota por e-mail
|
|
|