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domingo,
28 de
mayo de
2006 |
Un trabajo artesanal
"El libro de Juan L. Ortiz ("En el aura del sauce") demandó varios años de gestión, porque Juan L. tenía hábitos personales muy particulares, por ejemplo, escribía con una máquina regalada por un amigo de Francia, que tenía un tipo cuerpo 6, un aspecto muy menor con respecto a los tipos de las máquinas comunes, y además escribía en papel arroz, papel transparente, y él corregía entre líneas con tinta, correcciones minúsculas. Todo ese trabajo que Juan L. hacía de esa forma fue necesario pasarlo a tipos de una máquina común porque ninguna imprenta podía tomar ese material como un original para ser reproducido. Estamos hablando de una época donde los libros se hacían todavía con plomo, o sea eran los clásicos tipos de plomo fundidos en linotipos. En pocos años eso se transformó, pero en aquel momento era así, sumamente dificultoso, muy costoso. La técnica de creación del libro en aquellos años, los sesenta, presentaba el aspecto de un taller de impresión que respondía a antiguas formas de la imprenta (...)
"(Las correcciones de Juan L. Ortiz) eran lentas, minuciosas, muy espaciadas, con algunas particularidades tan imprevisibles como que Juan L. facilitó a un amigo las pruebas de galera del tomo II, ese amigo nunca las devolvió y Juan nunca recordó a quién se las había dado. Esta circunstancia determinó tener que volver a copiar todo el tomo con aquellas técnicas lentas, muy lentas; casi un año de demora representó esta circunstancia".
(de "El genocidio blanco. Historia de la Editorial Biblioteca", de Rubén Naranjo y Raúl Frutos)
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