Más seguridad para Brasil

La invasión de público en una práctica obligó a reforzar los controles en el búnker verdeamarillo

La foto de la torcedora Sheila Soares abrazada a Ronaldinho sobre el verde césped donde Brasil entrenaba dio la vuelta al mundo. La invasión de cinco hinchas en el entrenamiento del viernes puede ser normal para el planeta Brasil pero no para la seguridad de la organización del Mundial. Y esto pudo palparse ayer en el entrenamiento de los pentacampeones en la pacífica localidad suiza de Weggis, donde un número adicional de guardias se parapetó al borde del campo de juego.

  El personal se apostó en los costados de un estadio de 5.000 asientos después de que tres hombres y dos mujeres entraron a la cancha y corrieron hacia los jugadores. Según el supervisor Américo Faria, la invasión no causó perjuicios en el entrenamiento pues ocurrió mientras los jugadores elongaban. De todos modos, solicitaron reforzar la seguridad alegando que había policías pero sin agilidad.

  Una pequeña sección de butacas detrás de uno de los arcos fue cerrada también para impedir que los aficionados se acerquen a los jugadores. El seleccionado dedicó buena parte del entrenamiento matutino del sábado a trabajo de gimnasio y sólo salió por un breve período a la cancha.

  Hubo también seguridad adicional en el centro de prensa luego que dos computadoras portátiles y una cámara digital fueron robadas a algunos periodistas. Además de la invasión del público, el viernes fueron sustraídos de un camión estacionaddo cerca del estadio artículos promocionales pertenecientes a uno de los patrocinadores del seleccionado.

  Miles de personas se concentraron diariamente en procura de ver a los brasileños. Los 45.000 entradas para las sesiones de entrenamiento se vendieron por adelantado en 18 dólares cada una. En la semana, el técnico Carlos Alberto Parreira amenazó con prohibir que el público presenciara las prácticas si el revuelo causado por el campeón mundial interfería con las practicas.

  Sin embargo, el jefe de la delegación brasileña desestimó la invasión del viernes y negó que ello vaya a provocar que el seleccionado se mude a otra sede para realizar sus prácticas.

Sheila Soares abraza a Ronaldinho tras burlar el cerco de seguridad.