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sábado,
22 de
abril de
2006 |
El museo Estévez reabrió
con una singular muestra
La institución, remozada, propone un recorrido por más de 40 obras del santafesino Abel Monasterolo
Con la muestra "Para jugar con la mirada" de Abel Monasterolo, el Museo de Arte Decorativo Firma y Odilo Estévez lanzó su temporada 2006. Una apertura "significativa", según señala su director, Pedro Sinopoli, luego de varios meses de trabajo que permitieron rescatar la centenaria fachada de mármol del edificio de Santa Fe al 700 (ver aparte). Lo cierto es que esta primera inauguración del año invita a sumarse al mundo de esculturas y objetos lúdicos que propone Monasterolo. Un universo que nace de las tradiciones, las leyendas y mitos populares, y que podrá verse hasta el 21 de mayo próximo.
El artista santafesino, profesor de artes visuales y curador del Museo Municipal de Artes Visuales en la capital provincial, "hace" pintura, pero desde 1992 también construye estas esculturas con las que propone un mundo de objetos que el director del Estévez destacó por su "originalidad".
Animales, criaturas de fantasía, serpientes emplumadas, barcas y seres de naturaleza imprecisa forman parte de la propuesta. La mayoría fueron realizados en madera y coloreados en rojos, amarillos, verdes, azules, violetas y anaranjados; aunque otros fueron diseñados con materiales como hilo, plástico y tela.
Se trata de verdaderos "semidioses" a los que el curador de la muestra, Jorge Taverna Irigoyen, se refirió diciendo: "Sin ser delirantes, son surrealistas. Juguetes, sí, de un mundo de lata y de cartón, de historias mínimas impregnadas de una circularidad universal. Sí, de una trascendencia inclasificable. De acá y de allá, y de ninguna parte".
Así, desplegados en la sala aparecen desde animales sobre ruedas, un hombre de colores anaranjados en "simbiosis" con una carretilla cargada de azules, una nueva arca de Noé y, junto ella, otra arca atiborrada de serpientes llamada "Los jardines del bien". Adán y Eva, el paraíso y en el infierno, y las serpientes -algunas emplumadas y otras no- son parte de la obra de Monasterolo.
Aunque asegura que cada objeto "es único", el autor aclara que la unidad entre las casi 40 piezas en exposición "se da en que surgen de hechos populares, mitos y leyendas".
Casi se puede decir que cada obra es una historia, y el artista se entusiasma en contarlas. "«Alma mula», por ejemplo, es una mula que lanza fuego por la boca y nace de un mito del norte del país que cuenta que una mujer se convirtió en mula como castigo por haber cometido el pecado de tener sexo con un cura", cuenta.
Y apunta enseguida la siguente: "«Yaguareté sobre la mesa de un convento» surge de una historia que dice que en Santa Fe un yaguareté entró al convento franciscano durante una inundación, se trabó en lucha con los monjes, mató a muchos y dejó las huellas de esa pelea sobre la mesa del lugar. Nadie sabe si es verdad". Así, el recorrido por las obras es un paseo por estos objetos de arte, pero también una invitación a descubrir sus historias.
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Fotos
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Monasterolo propone formas surrealistas cargadas de historia, mitos y leyendas.
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