Año CXXXVII Nº 49074
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 sábado, 08 de abril de 2006  
Viajeros del tiempo

El diablo y las comunicaciones. Hay que convenir en que el telégrafo está endiablado: ¿asoman síntomas de tormenta?, los postes se bambolean como si les faltara fuerza. ¿La tormenta se desencadena con lluvia, truenos y rayos?, postes y alambres van a dar al suelo y se interrumpen las comunicaciones. Tal como está la cosa valdría más hacer revivir a los chasques, que al menos eran seguros. Recién a la noche tarde, y cuando el diario está ya en prensa, se empiezan a recibir cuatro o cinco telegramas, por lo que no se puede brindar a nuestros lectores una mayor información. ¿Y dónde está el mal? El señor Manuel Haedo, secretario del director general de Correos y Telégrafos, nos manifiesta que el retardo en la transmisión de despachos se debe, además de por las telas de araña que acumulan humedad en los cables, por la llamada baba del diablo, la que se pega en los alambres conductores. Por lo pronto le darán una mano de bleck a los cables para evitar los falsos contactos y esperemos que con esto el diablo se deje de meter la pata.

Un niño perdido en el Rosario. En las barrancas del río fue encontrado por un grupo de muchachos un niño aparentemente extraviado, como de unos 11 años, rubio, vestido con una blusa blanca, pantalones bombachos y sombrero de paja. En la seccional dijo llamarse Luis Meiners, que había nacido en París y que era hijo de un alemán. Manifestó también que había venido hacía apenas cinco días al país completamente solo de Europa y que aquí no tenía familia. Dijo que el capitán del vapor en que viajó lo envió al Rosario desde la Capital Federal con un guardia del ferrocarril al que le entregó $ 60, y que éste lo dejó aquí en casa de una familia pobre a la que le dio

$ 150. Ayer fue a un colegio llevando unos libros escritos en alemán, lapicero y pluma, y al que esa familia se comprometió a pasarlo a buscar a las cuatro de la tarde, hora de la salida. Pero nadie se presentó, así que se puso a caminar pero no encontró la casa. Lo curioso de este caso es que Meiners no sólo habla correctamente nuestro idioma sino también con los modismos populares, y en cambio dice que no sabe francés. Por las numerosas contradicciones en que incurre se especula que o no está en su sano juicio o se fugó de algún colegio y para ocultar su escapatoria tejió toda esta historia y simuló no conocer a nadie. Lo único que parece cierto es su nombre, pues figura anotado en los libros alemanes que lleva. La policía está investigando cuánto de verdad hay en sus dichos.

Los premios a la virtud. La Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires celebrará el 26 de mayo próximo la distribución de los premios a la virtud, fiesta altamente humanitaria que congrega a la distinguida sociedad y que se tributa en honor a aquellos que muestran con firmeza sus virtudes morales y filiales. En el Rosario nunca se realizó una fiesta de esta naturaleza así que nuestras sociedades de beneficencia deberían tomar ejemplo de sus congéneres.

Apatía policial. Con frecuencia recibimos quejas respecto de la apatía con que algunos empleados de policía reciben las denuncias de hechos delictuosos, y que llega hasta el grado de hacer esperar por horas en las comisarías a los denunciantes mientras los agentes emplean ese tiempo en matear u otra labor por el estilo. Luego, tampoco se muestran muy presurosos en el esclarecimiento de los hechos, limitándose solamente a anotarlos en el libro correspondiente. Y eso cuando lo anotan.

Investigación y realización Guillermo Zinni.

Ver La Capital de 1900, 1903 y 1904.
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