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sábado,
08 de
abril de
2006 |
Un triple atentado suicida en una
mezquita iraquí causa 79 muertos
Dos de los atacantes iban disfrazados de mujer. Hay 164 heridos
Bagdad.- Tres atacantes suicidas, dos de ellos disfrazados de mujer, detonaron ayer cinturones explosivos dentro y fuera de una mezquita shiíta en Bagdad y mataron a al menos 79 personas, en medio de una incontenible violencia sectaria en Irak y de las tortuosas negociaciones para formar gobierno.
Al menos otras 164 personas resultaron heridas en el triple atentado contra la mezquita de Buratha, en el norte de Bagdad, cometido cuando cientos de fieles salían del templo tras las plegarias islámicas semanales.
Fuentes policiales dijeron que los atacantes vestían las largas túnicas negras que usan las mujeres shiítas, y que dos se inmolaron fuera del templo y otro adentro de la mezquita. Uno de los agresores era una mujer y los otros dos eran hombres disfrazados. Los hombres se inmolaron dentro de la mezquita y la mujer en la entrada, agregaron las fuentes.
El ataque llegó después de que el embajador estadounidense, Zalmay Jalilzad, advirtiera sobre el riesgo de una guerra civil en Irak si fracasan los esfuerzos para formar un nuevo gobierno, y advirtiera que el conflicto puede extenderse a todo Medio Oriente.
Analistas estimaron que el atentado afectará seriamente las negociaciones, pues la mezquita atacada está afiliada al principal partido de la gobernante coalición shiíta, el Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak (CSRII).
El atentado es el segundo en dos días contra una mezquita shiíta en Irak, y el Ministerio del Interior había advertido más temprano a los bagdadíes que evitaran las concentraciones de gente cerca de templos o mercados por temor a ataques con coches bomba.
Precisamente un coche bomba estalló el jueves a unos 300 metros de unos de los santuarios más sagrados para los shiítas de todo el mundo, el mausoleo de Alí en la ciudad de Najay, al sur de Bagdad, matando a 15 personas.
Equipos de rescatistas y transeúntes recogían cadáveres y heridos desparramados en el suelo dentro y fuera de la mezquita y los cargaban en camionetas. El municipio de Bagdad urgió a los iraquíes a donar sangre para los heridos.
Vacío de poder
El nuevo atentado amenaza con incrementar las tensiones entre los shiítas y sunitas iraquíes, ya en un alto nivel tras la voladura de la mezquita shiíta de la ciudad de Samarra, el 22 de febrero pasado, que desató una ola de asesinatos de represalia.
Además, el hecho de que los partidos iraquíes aún no hayan podido formar gobierno cuatro meses después de las elecciones, causó un vacío político que se teme sea aprovechado por la insurgencia -mayoritariamente sunita- y genere mayor tensión.
La población de Irak se reparte en tres comunidades principales: los mayoritarios árabes shiítas, que controlan el actual gobierno; los kurdos, segunda fuerza política, y los árabes sunitas, dominantes durante la época de Saddam Hussein.
Los minoritarios sunitas primero boicotearon el proceso político y pasaron a la oposición armada conocida genéricamente como "insurgencia", aunque paulatinamente se plegaron a la pelea por el poder, hasta participar de las elecciones de enero pasado.
En tanto, el embajador estadounidense Jalilzad dijo a la cadena británica BBC que pese a que hay avances en las negociaciones entre los partidos, se intensifica la "polarización sectaria" entre la población en general.
El diplomático advirtió que "una guerra civil en Irak" podría extenderse a países vecinos y "afectar a toda la región". "Esa es una posibilidad si no hacemos todo lo que podamos para que este país progrese. Lo que pasa aquí tiene enormes repercusiones en la región y el mundo", afirmó Jalilzad.
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Fotos
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El templo shiíta Buratha de Bagdad estaba colmado de fieles.
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