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sábado,
08 de
abril de
2006 |
El último acto de una campaña electoral agitada
Roma.- El primer ministro Silvio Berlusconi y su rival izquierdista Romano Prodi tuvieron ayer su última posibilidad de convencer a los votantes indecisos para que los respaldaran en las elecciones de mañana y lunes, al concluir la campaña electoral.
Berlusconi viajó a Nápoles para intentar alentar a los electores a que le den otro mandato de cinco años. Prodi eligió la plaza del Popolo del centro de Roma para su último acto de campaña. Berlusconi expresó que estaba contento de que se acercaran los comicios. "Ha sido una campaña desagradable", manifestó horas antes de su último acto electoral.
Berlusconi ha dominado una enconada campaña que careció de una discusión de fondo sobre las necesidades del país. El premier ha realizado una campaña agresiva, en un intento por achicar la diferencia que los sondeos de opinión han mostrado entre su bloque conservador y la oposición.
Desde finales de marzo rige una prohibición de difundir encuestas y los actos de campaña quedan prohibidos desde el día anterior a la votación y mientras las urnas permanezcan abiertas.
El jueves, el premier acusó a jueces, otros funcionarios públicos y grandes empresarios a conjurar para sacarlo del poder, y denunció la presunta conspiración como una "infamia". También dijo que era necesaria la presencia de observadores internacionales para impedir el fraude en las urnas. Prodi rechazó la idea y dijo que el premier no debería temer al fraude porque "ya tiene el control de todo". Prodi expresó ayer que Berlusconi ha efectuado un "continuo esfuerzo para dividir al país" y su campaña "ha estado dirigida por el miedo".
La mayoría de los analistas vaticinan unos comicios cerrados y ante esta situación ambos candidatos han tratado de atraer a los votantes indecisos moderados, una porción clave del electorado.
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