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sábado,
08 de
abril de
2006 |
La destacada de la semana
Una sociedad indiferente
A diario vemos niños pidiendo, intentando limpiar parabrisas, revisando contenedores de basura. A diario los vemos arrastrando carritos en donde llevan sus pertenencias. No nos asombran, son tantos, están en todas partes, forman parte del "paisaje" cotidiano de nuestra vida urbana. Probablemente cada uno de los adultos que no tenemos niños realizando todas esas actividades, sino yendo a una escuela, aprendiendo inglés, practicando un deporte, tengamos una opinión formada al respecto: darles si nos piden para que no les peguen al llegar a casa, o no darles porque probablemente haya un adulto detrás de todo eso; o sin opinión formada, darles o no según la carita de quien pide. Mientras los niños piden la vida sigue su curso normal, ¿normal? ¿Pero qué pasa si uno de estos niños no está pidiendo, sino que está acostado en el medio de la vereda, en posición fetal, chupándose el dedo con su cabeza protegida por el carrito que diariamente empuja? ¿Qué pasa? ¿Qué nos pasa? Nada. Absolutamente nada. ¡Qué sociedad indiferente formamos que podemos ver niños durmiendo en las veredas sin que nadie los cuide y ni siquiera nos estremecemos de tristeza!
Cecilia Ratti
[email protected]
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