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 domingo, 12 de marzo de 2006  
Mucha actitud y poco fútbol en el debut del Jefe
Central logró un magro empate 1 a 1 con Racing

Gustavo Conti / Ovación

¿Cómo era Astrada con los cortos puestos? Algunas de sus características: mucha garra y corazón, mucho empeño en ser ordenado y jugar bien la pelota, aunque se destacara más por lo primero que por lo segundo, y cuando no estaba bien rodeado tendía a desdibujarse. No es que su equipo se moldeará con el tiempo a su imagen y semejanza, pero vale al menos el ejemplo para graficar lo qué fue Central ayer en el arranque de su ciclo. Un cúmulo de buenas voluntades y un deseo de no perder la línea, aunque como aún no tiene bien claro cuál es, le costó la pena de resignarse a dividir puntos ante Racing, uno de los peores rivales del campeonato.

Dentro de la lógica, era de esperar que los jugadores le demostraran a su nuevo conductor que puede contar con ellos. Y esa elogiable actitud casi le basta para llevarse todo, a partir del gol con mucho de carambola de Ruben. Pero también estaba escrito que Astrada milagros no podía hacer. El técnico canalla había circunscripto casi todos los problemas a lo anímico, pero remendada ayer esa cuestión, quedó expuesta la futbolística que deberá atender. Porque ayer su equipo apenas tuvo destellos de juego asociado cuando contó con los intérpretes adecuados.

Como Central y Racing venían de procesos parecidos, el corazón caliente se impuso a la mente fría y al no lograr ninguno un equilibrio adecuado, el vértigo transformó al partido en un frontón permanente, del que sólo Coudet o el chiquito Moralez intentaron abstraerse. Andrés Díaz por un lado, y Sebastián Romero por el otro, se le asociaron por momentos, pero no fue suficiente para que Campagnuolo o Castellano se preocuparan algo.

En ese contexto, donde Central avanzó más y hasta protestó un penal (ver página 4), no fue extraño cómo llegó al gol. Los defensores de Racing no la sacaron nunca, pifiaron dos veces y Ruben agradeció los rebotes para desahogar el angustiado espíritu canalla sobre la salida del arquero y sin que Barroso o Menghi pudieran frenarlo.

Parecía un partido de gol-gana, pero a Central todo se le vino abajo en 5 minutos. Se fueron casi juntos Andrés Díaz y Coudet -por lesión-, y al toque Eluchans quedó pagando, Romero se vio libre para enviar el centro por derecha y Valdemarín calculó mejor el testazo que Raldes, apagando la algarabía.

Y si bien Campagnuolo le sacó el gol a Ruben en descuento, el que más se inquietó desde entonces fue Castellano, porque al equipo auriazul ya le quedó poco por ofrecer y porque Racing, pese a que Simeone dijo que estaban para 50 minutos, mostró su mejor cara al final.

Astrada lamentó más que Simeone el saldo de ese convite de pobres porque quizás pensó que debió irse con la panza llena, pero para eso tendrá que yugarla mucho. La actitud volvió pero el juego no. Y ese será su próximo desafío para que ahora Central supere eso de no ser ni fu ni fa.
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Marco Ruben se filtra entre los defensores para convertir.

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