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 sábado, 18 de febrero de 2006  
Entrevista
Inspiración local
Cómo piensa Area D6, uno de los grupos de jóvenes arquitectos referentes del diseño rosarino

Aníbal Fucaraccio / Arquitecto

Supieron leer a tiempo los caprichos coyunturales y apostaron por ampliar su conocimiento. Lograron esquivar el atolladero de finales de la década pasada y se propusieron un gran desafío: ganarse un lugar en un mercado laboral que asomaba devastado por la crisis económica de 2001. Tras cinco años de constante esfuerzo, superaron el reto con suficiencia. María Fernanda Armanino, María Mercedes Macario, Mara Ribone, Héctor Cámpora y Nicolás Ribone conformaron Area D6, una empresa rosarina que representa actualmente uno de los puntales del diseño joven local.

La inestabilidad posterior al gobierno de De la Rúa fue un punto de inflexión para este grupo de arquitectos que en aquel momento se había quedado sin trabajo. Inquietudes en común los llevaron a acordar ideas y a crear su propia compañía de desarrollo de diseño de muebles y objetos. "Aquello de esperar al comitente para construir una casa, no nos resultaba tan fácil. Entonces decidimos invertir el proceso y salir con productos terminados a captar clientes", recuerda Nicolás Ribone.

Así, se pusieron a proyectar espacios y mobiliarios de acuerdo a las necesidades de los potenciales interesados. Construyeron los primeros prototipos y rápidamente idearon una gran cantidad de muebles que desembocó en la necesidad de contar con un show-room para exponer los trabajos. "Cuando tenés treinta años y un montón de iniciativas, las cosas suceden. Pero también se cometen errores debido a la pasión con que se hacen las cosas. Siempre fueron más las ganas que la profesionalidad para llevar adelante este emprendimiento", añadió Ribone.

"Al principio éramos sólo un conjunto de intenciones, no teníamos conocimientos sobre marketing ni nociones técnicas específicas del rubro. Pero con el tiempo, nuestra producción fue decantando los modelos en base a la respuesta de la gente y nos fuimos quedando con menos líneas pero con más cantidad y racionalidad en el proceso de producción", dijo.

-¿Cómo fueron las primeras inclinaciones del grupo hacia el diseño?

-Nosotros compartíamos un estudio de arquitectura y vimos que se planteaban discusiones sobre objetos que sentíamos que no coincidían con el tiempo en que vivíamos. Notábamos la necesidad de productos locales que debían surgir ante el bombardeo de lo de afuera. Cuando la economía nacional hizo que las importaciones ya no tengan un precio razonable, entonces decidimos aprovechar esa brecha con nuestros diseños. (Cámpora)

- ¿Con qué dificultades se encontraron?

- Algunas surgieron cuando empezamos a buscar los talleres que debían construir nuestros productos. Comenzamos a golpear puertas y muchos lugares ya estaban cerrados porque la crisis los había reventado. Nos dimos cuenta de que quedaban pocos artesanos y los que aceptaban seguir nuestras propuestas eran los menos. Entonces, tuvimos que empezar a diseñar en base a los secretos de la carpintería, el doblado, el plegado y la herrería. Y así, pudimos conformar una cartera de productos para el catálogo. (Cámpora)

- ¿Qué fue lo primero que diseñaron?

- Una mesa que ya no la tenemos en producción. Tenía una tapa despegada, con cuatro patas separadas de la tapa y un anclaje metálico que las vinculaba. Fue un modelo que anduvo bien. Ahora creemos en otras cosas y la experiencia nos hizo derivar en otro tipo de diseño. (Cámpora)

- ¿A través de qué se guían para crear?

- Mucho es fruto de la prueba y el error. En la mayoría de los casos nos guiamos por nuestro gusto y generalmente eso le agrada a la gente. Eso nos sorprendió mucho porque algunos objetos nos parecían diseños muy modernos y fuera de lo común para el público rosarino, sin embargo la gente los rescató y fueron los que más se vendieron. Los prototípicos o innovadores fueron los que mejor funcionaron. En ese aspecto subestimamos al público. (Cámpora)

- ¿Cómo fueron las primeras conversaciones acerca de los productos?

- Nosotros fuimos nuestros propios clientes. Nos poníamos en el rol de diseñadores y también de posibles compradores. Eso estuvo muy bueno porque no hay cliente más exigente que uno mismo. Pensamos fundamentalmente en lo que la gente necesitaba y lo que faltaba en el mercado. Eso, junto a lo que nosotros nos gustaba, desembocó en juegos de dormitorio, sillones y mesas. Luego pasamos a las sillas, a las que le dimos una pequeña vuelta de tuerca. (Cámpora)

- ¿Cómo fue la elección de los materiales?

- Eso nos llevó un debate y una profunda reflexión. Fue una etapa muy linda de investigación que se mantiene hasta hoy. Siempre buscamos nuevos recursos y materiales. Y cuando encontramos algo interesante, tratamos de rescatarlo. Fundamentalmente usamos guindo fueguino que lo traemos desde el sur. Es una madera muy seca, noble y se comporta muy bien para las uniones de sillas y mesas. Intentamos hacer cosas vanguardistas y mantener la escala de grupo. Pero también utilizamos caños y cueros. (Armanino)

- ¿Cómo es hacer diseño en una ciudad como Rosario?

- Es difícil. Sobre todo porque el rosarino mira mucho Buenos Aires, como lugar de vanguardia. Pero poco a poco, logramos imponer diseños propios que nunca pensamos que el público iba a aceptar tan fácilmente. (Macario)

- ¿Cómo enfrentaron el desafío tecnológico de construir?

- También fue complicado porque no contamos con toda la tecnología. Pero tuvimos suerte porque la gente ya estaba acostumbrada a ver diseños con tecnología debido a la importación que entró en los •90. Por eso nos largamos a hacer diseño contemporáneo con métodos de fabricación antiguos. Fabricar un mueble o un objeto con diseño actual y técnicas tradicionales fue un gran desafío que cubrió nuestras expectativas porque logramos productos interesantes. (Cámpora)

- ¿Cuáles son las características del cliente rosarino?

- Lo que más nos sorprendió es que no sólo el público joven adoptó los muebles de diseño. Tuvimos una respuesta muy buena en la franja de gente de mediana edad, lo que puso en evidencia que es una etapa de renovación en la vida. Muchos se separan, se van a vivir solos y buscan nuevas ideas para la casa. (Macario)

- Al principio pensábamos que nuestras ideas de diseño difícilmente iban a tener éxito en el mercado local. Eramos pesimitas por el prejuicio que reza que el rosarino quiere todo barato y es conservador. En realidad, llegamos a la conclusión de que no consumía diseño contemporáneo porque nadie se lo ofrecía. Nosotros vendemos más diseños de estas características aquí que en Buenos Aires. Incluso nos reconocen que en Rosario hay otra manera de pensar la arquitectura y eso se refleja en el pensamiento de los muebles. (Ribone)

- ¿Existe un pensamiento rosarino?

- Sí. Somos más conscientes y estudiosos de las propiedades intrínsecas de los materiales y los espacios. Es realmente desde ahí, cuando se le empieza a sacar jugo al hecho de proyectar o diseñar algo. Ese concepto se puede trasladar desde un gran edificio a una silla. En cambio, Buenos Aires se fija mucho más en la impronta y en el impacto visual que genera. Como dice Nouvel, parece que el diseño lo están transformando en un estilo. (Ribone)

- ¿Cómo es el mercado del diseño local?

- Empezó acotado y actualmente está abriendo sus horizontes. Cada vez se consume más diseño. La gente se dio cuenta de que no es moda y de lo que significa su valor agregado. Sentimos que hay una generación de gente joven que cuando arranca su vida en su propia casa, elige muebles contemporáneos. Además, se observan locales de venta tradicionales que incorporaron líneas nuevas a sus catálogos. (Cámpora)

- ¿Por dónde pasa el compromiso de ustedes con el diseño contemporáneo?

- Buscamos ofrecer un producto digno y que en cuestiones conceptuales esté a la altura del Primer Mundo, asumiendo nuestra condición geográfica y tratando de llevarla al diseño. Hay un comercial muy interesante que muestra a un hindú con un auto viejo, que hace sentar un elefante y lo martilla todo para parecer un Peugeot 206. En realidad, cuando uno piensa el diseño mirando afuera termina quedando como el auto del hindú. Se nota que la forma y la tecnología no son tuyas. Por eso, si asumimos de entrada las debilidades tecnológicas y sociales, empezamos a comprender mejor el panorama proyectual y así es como salen diseños más elegantes y refinados. El compromiso pasa por ahí. (Ribone)

- ¿Cuáles son sus referentes?

- La mejor referencia la tenemos alrededor nuestro. En la zona de Rosario hay buenos arquitectos, y un buen arquitecto es un buen diseñador. Tal el caso de Jorge Scrimaglio, Marcelo Villafañe y las experiencias que sacamos de la cátedra de Galli de la facultad. Es gente amiga, con los que nos topamos a diario y que respetamos mucho desde lo conceptual. (Ribone)

- ¿Ahora, por dónde pasa el desafío?

- Cuando arrancamos esta iniciativa la idea era vender. Esa etapa extrañamente se cumplió. Ahora buscamos posicionar nuestra marca y que la empresa sea una especie de gerenciadora de otros diseñadores. Queremos incluir productos de otra gente y que nuestra firma sea un espacio abierto a otros diseñadores. Alguien tiró la idea de crear un funcionamiento como una discográfica que produce discos de otras personas y ese concepto se puede trasladar al diseño. Además, aspiramos a consolidar una política de exportación. (Ribone)

Este grupo de profesionales no se cierra sólo al diseño. También está encarando un hotel y un pub nocturno en el barrio Pichincha. Aseguran que será "una propuesta ingeniosa que generará un alto impacto turístico en la zona".

Se viene un año movido para estos inquietos arquitectos locales que siguen transitando un camino de consolidación y progreso. Siempre apostando al talento y la inspiración. Siempre con un fuerte acento rosarino.
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María Fernanda Armanino, Nicolás Ribone, Héctor Cámpora y María Mercedes Macario forman su propia empresa de diseño.

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