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domingo,
12 de
febrero de
2006 |
La costa de Algarve
Más de 150 kilómetros de playas de arenas doradas y aguas cristalinas esperan al sur de Portugal. La costa del Algarve es muy variada y ofrece playas para todos los gustos. Solo, con amigos o con la familia, existe siempre una pequeña bahía de pescadores entre las rocas, una playa inmensa o una isla desierta donde extender la toalla, broncearse y divertirse.
Es posible sentir la brisa fresca cuando las olas rompen en las playas inexploradas de la costa vicentina o navegar por aguas más cosmopolitas entre Lagos y Faro. En las islas de Ria Formosa, sumergirse en un mar sereno y brillante.
En casi todas las playas hay restaurantes y bares donde descansar y tomar un refresco cuando el sol aprieta. Para los más pequeños, este es el momento del día ideal para visitar un parque temático o un zoo, evitando así la exposición al sol en las horas de más calor.
Las playas del Algarve están vigiladas y poseen banderas con indicación del estado del mar (verde, amarilla y roja) y de la calidad del agua (bandera azul). Existe la posibilidad de nadar, hacer vela o sencillamente darse un baño en la más absoluta tranquilidad. En muchas de ellas, existen puntos de alquiler de equipamiento para la práctica de deportes de mar y de aire. Para los aficionados al naturismo, existe una veintena de playas para disfrutar del sol al desnudo en los arenales de la costa sur.
De las grandes extensiones de arena, a las playas de los pequeños pueblos de pescadores, escondidas entre rocas, el Algarve conserva playas para todos los gustos.
Para sentirse parte de la naturaleza, una buena opción es la costa vicentina, al sudoeste del país. Ahí se pueden ver extensiones de arena que se pierden en el horizonte y forman playas casi desérticas. En algunos puntos, las olas chocan contra acantilados y rocas, y producen una sinfonía natural más animada.
Al oeste de Lagos, más cerca de las zonas de atracción veraniega, los arenales como la playa de Dona Ana, son muy populares y frecuentados por portugueses y turistas. En las playas entre Lagos y Vilamoura, se practica deportes en las aguas que bañan el acantilado rojizo, o se puede descansar en la terraza de una pequeña playa escondida entre rocas.
Si la idea tiene más que ver con ambiente lleno de glamour, Vale do Lobo, Ancao y Quinta do Lago, son las playas ideales para eso. Frecuentadas por el jet-set, quedan muy cerca de algunos complejos hoteleros exclusivos.
De Faro a Manta Rota, el Parque Natural de Ria Formosa es una reserva natural de sosiego donde puede huir del estrés. Es una zona de aguas plácidas recortada por islas, islotes, canales y lagunas.
La diversión no tiene límites cuando el mar ofrece todas las condiciones para la práctica del deporte. Las opciones son muchas: alquilar una moto de agua o un barco de motor y recorrer la costa a gran velocidad, seguido por la espuma de los días de emoción o andar en "banana" sin caerse.
En Portiman, se puede practicar el canoeing y, a lo largo del Parque Natural de Ría Formosa, o deslizarse lánguidamente disfrutando del viento y de la vela. El windsurf en una zona de fauna y de flora protegida es bueno para el cuerpo y el espíritu.
En la costa vicentina, con las olas más altas, hay buenas playas para practicar surf y bodyboard. En la zona de Vila do Bispo Lagos y en Vila Real de Santo António, es posible pescar en alta mar.
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