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 domingo, 16 de octubre de 2005  
Entrevista. El embajador ante la Santa Sede relativizó los cuestionamientos
"El Vaticano tiene un excelente vínculo con el gobierno"
Carlos Custer destacó que Roma ha sido una aliada en posiciones clave del gobierno de Néstor Kirchner

Daniel Leñini / La Capital

El embajador de Argentina ante el Vaticano, Carlos Custer, declaró a La Capital que las relaciones con la Santa Sede "son muy buenas, extraordinariamente buenas" y que la percepción en contrario "no corresponde con la realidad".

Frente a la pregunta sobre si la remoción unilateral por parte del Ejecutivo del entonces obispo castrense Antonio Baseotto tensó realmente el vínculo con Roma, Custer negó cualquier interferencia en "el más alto nivel de la relación", que es "entre el Papa y el presidente de la República".

"Néstor Kirchner fue el primer presidente constitucional que concurrió con medio gobierno al inicio del pontificado, gesto por el cual el papa Benedicto XVI está muy reconocido", señaló el funcionario. "Encontré posteriormente al Santo Padre y me repitió el agradecimiento y que le mandara un saludo al presidente y al gobierno argentinos", agregó.

Custer estuvo en Rosario y concedió una entrevista a este diario.

-¿Pero al Vaticano, y se lo preguntamos porque desataron las polémicas declaraciones de Baseotto, no le preocupan expresiones de un ministro de Salud favorables al aborto?

-Al Vaticano le interesan las posiciones oficiales del gobierno argentino, como a nosotros nos interesa la palabra oficial de la Santa Sede. Después... hay muchos protagonistas en el medio. El Vaticano sigue atentamente la política del gobierno, y allí creo que no existen quejas. Que haya declaraciones de un funcionario son como declaraciones de un obispo que al gobierno le pueden disgustar.

-A propósito, el obispo Jorge Bergoglio habló de los chicos de la calle y enseguida el ministro Aníbal Fernández lo cortó para pedirle que acompañen a remar más que a criticar.

-Descreo que haya interferencias. Cada vez que habla un representante del gobierno no es que lo hace para la Iglesia; cada vez que algún hombre de la Iglesia habla no es que lo hace para el gobierno. El cardenal, que es un pastor, puede hacer una apreciación de la realidad. Yo hubiera preferido que fuera más completa: "Reconocemos las cosas que se han hecho y tenemos que ver cómo ayudamos para lo que falta". Pero no es un incidente serio; es una apreciación. En el país hay 108 obispos, y nosotros tenemos ocho ministros, unos 30 subsecretarios... Somos un país libre, cada uno dice lo que ve y lo que opina; no hay que mezclarlo con las relaciones institucionales ni con la Santa Sede ni con la Conferencia Episcopal. Cuando la Conferencia Episcopal se pronuncie, ahí hay que estar atentos.

-¿Existe entonces con el Vaticano un plano de cooperación?

-El ámbito de la cooperación está claro. La Santa Sede ha sido una aliada en posiciones clave de este gobierno, como la deuda externa; ha denunciado la injusticia del comercio internacional y el proteccionismo; es promotora de los derechos humanos, es favorable al multilateralismo... Estas son las cosas fundamentales de coincidencias en el plano internacional. Argentina está muy agradecida a la Santa Sede porque nos salvó de una guerra inminente. Por aquella mediación pontificia con Chile, el 5 de diciembre vamos a recordar el centenario del nacimiento del cardenal Antonio Samoré, el mediador del Papa Juan Pablo II. La embajada de Chile y de Argentina celebraremos en el Vaticano un acto litúrgico para reconocer este inmenso servicio que nos hizo a dos pueblos de evitarnos una guerra que prácticamente ya estaba iniciada.
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Para el embajador en Roma, la Santa Sede fue aliada de Kirchner en algunos temas.

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