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 domingo, 16 de octubre de 2005  
Primera C
Argentino alcanzó otra victoria lejos de casa
El equipo de barrio Sarmiento volvió a ganar de visitante

En materia de fútbol donde todo es pasión puede pasar que un equipo por perder un partido se vea inmerso en una crisis y que se encuentre en las puertas del cielo sólo una semana después si es que logra sumar de a tres.

  Argentino no vivía un infierno pero tenía un presente nublado por malas actuaciones y peores resultados. Entonces la premisa era salir del mal momento, intentar cambiar Y cambió. El salaíto llegó a Cañuelas convencido de que tenía que probar otra cosa para no repetir el flojo funcionamiento que venía demostrando el equipo y los silbidos de su propia hinchada.

  Entonces salió convencido a buscar el triunfo. Desde la formación (línea de tres en el fondo y tres delanteros), y desde la actitud, fue otro. Más lujoso, más compacto pero también más predispuesto y sacrificado, porque todos corrieron, para marcar y para crear espacios.

  Del otro lado Cañuelas, un equipo que juega bien (aunque no lo pudo demostrar en la tarde de ayer), y que está peleando arriba en la tabla. El resultado fue un partido entretenido en el que Argentino siempre fue protagonista.

  Iban pocos minutos y ya se intuía que Ibáñez estaba en un buen día. A los seis y de volea mandó la pelota apenas arriba del travesaño. Enseguida metió un lindo centro que increíblemente no pudieron cabecear ni Módica ni Di Giambattista. Y a los 20’ se la pico al arquero y el balón dio en el travesaño.

  El complemento arrancó igual. Se lo perdió Cañuelas a los cinco y en la contra Argentino no lo perdonó. Ibáñez llegó hasta el fondo por derecha y mando un centro que parecía fácil para el arquero pero la pelota se le escapó de entre las manos.

  El salaíto había encontrado una puerta hacia la tranquilidad y decidió cruzarla. Entendió que era el momento de despejar toda duda, y tras otra gran jugada personal, Ibáñez dejó mano a mano a Di Giambattista (también jugo un buen partido), que definió al primer palo cuando le salía el arquero.

  Cañuelas se vio obligado a tener que ir a buscar desesperadamente el descuento y su técnico incluyó a los delanteros que tenía en el banco.

  Argentino se retrasó e intentó salir de contra. Parecía, por la velocidad demostrada por el equipo durante la primera mitad, que no era mala idea. Pero el local levantó el nivel de la mano de Arana y lo arrinconó, aunque nunca corrió riesgos el triunfo.

  El descuento llego junto al final del partido tras un cabezazo del estático Miguel Fernández. Argentino jugó y ganó muy bien. No vive un infierno ni se ganó el cielo. Simplemente encontró el camino.
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