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 domingo, 16 de octubre de 2005  
Opinión: "Así en el fútbol como en la política"

Luis Alberto Yorlano / Especial para La Capital

En el mundo moderno para ser protagonista y llegar al público, hay que ser mediático. En el fútbol y en la política es donde más sobresalen los matices necesarios para atrapar al público. En la política hace tiempo que no escuchamos proyectos sobre ciertos aspectos que hacen a la vida de un país. Sin embargo mueren por una invitación a programas de televisión y cuando más picante, mejor. Hacen oratoria, expresión corporal y saben cuando tienen que mirar a la cámara y cuando al entrevistador. Parecen profesionales de los medios. Hoy, como en los •90, lo hacen deportistas, artistas y periodistas. Y con su imagen, archiconocida a través de los medios, sacan ventajas y dan pelea a políticos que han dedicado su vida para tener el reconocimiento de la gente. Es decir, saben que la imagen es muy importante para conseguir votos. En el fútbol ocurrió algo parecido. Recuerdo cuando para jugar se necesitaba tener buen manejo de la pelota. Las prácticas se hacían para mejorar la técnica. Eran unas cuantas vueltas para entrar en calor y después tratar de pegarle con los dos piernas, cabecear con la frente para elegir el lugar donde meter la pelota. Es decir se aprendía jugando. Hoy, como en la política, los futbolistas, además de poseer condiciones, saben que mostrarse en TV les posibilita ingresar a un mercado que antes no existía: "la publicidad".

Hay jugadores que ganan mucho más por publicidad que por contrato con el club. Para eso las figuras más importantes tienen asesores de imagen. El ejemplo más conocido sobre como tomar notoriedad es Palermo. Aún cuando estaba en Estudiantes, tenía algunas salidas mediáticas como, por ejemplo, cuando apareció en tapas de revistas disfrazado de mujer y comentando "saldría así vestido a la calle, con tal de jugar en Boca". Después aparecieron los claritos en el cabello y enseguida terminó siendo un atractivo para los televidentes, que, con la ayuda de sus cabezazos, terminó siendo figura pese a sus toscos movimientos y precario manejo de pelota.

Es cierto, antes existieron otros jugadores que sobresalieron, por casi las mismas cosas que hacía Palermo. El más recordado es Gatti, que como a éste le llamaban Loco. Pero la diferencia fue que Palermo se hizo millonario asumiendo esa postura de transgresor, como hoy cientos de estos protagonistas en el mundo.

David Beckham, el astro del fútbol inglés, volante del poderoso Real Madrid. Cuidadoso de sus cabellos. Hizo que Mark Simpson, en su libro "Meet the metrosexual", dijera que Beckham pensaba más en su cabellera que en el arco rival. Lo que no imaginó Simpson es que exponiendo esa caballera, una marca muy importante de afeitadoras le pagó por pelarlo al ras 65 millones de dólares.

Es decir todas las actividades para que hoy sean exitosas tienen que rozar el mundo del espectáculo. Son muy pocos los que mantienen el perfil bajo. Hasta los empresarios, se muestran de una manera diferente. Por eso extraña mucho que Lionel Messi, jugador de la selección y del Barcelona, sea el niño mimado de los argentinos (pueblo bastante cholulo y consumista) y de algunas importantes empresas que lo sponsorizan. No tiene nada que ver con la exposición a la que acceden algunos de sus colegas. No es pintón, no es fashion, y encima tiene granitos en la cara, lo único es que juega bien al fútbol, tiene cara de bueno y de humilde ¿estaremos cambiando los argentinos, y comenzando a valorar la capacidad? ¿Qué bien nos vendría no? l
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