Editorial

Cuando la rebeldía pierde contenido

La crisis de la Universidad pública nacional —que supo ser líder en Hispanoamérica— no sólo es consecuencia de la implementación sistemática de políticas de Estado regresivas, sino de la devaluación de la cultura del esfuerzo y del infantilismo político.

Bien sabido es que el estado actual de la Universidad pública en la Argentina dista de parecerse al de lejanas y mejores épocas. Y tampoco resulta complejo detectar al principal responsable de tan preocupante estado de las cosas: se trata nada menos que de las sucesivas gestiones gubernamentales en el país de un largo tiempo a esta parte, con porcentajes variables de culpa -la última dictadura militar resultó en verdad siniestra- pero un rumbo que nunca varió, firmemente dirigido hacia la decadencia y la pérdida de prestigio de la que supo ser la mejor universidad estatal de América latina. Pero la paternidad del desastre no sólo debe ser atribuida a la nefasta idea de que la educación es un gasto y no una inversión: del otro lado, la creciente tendencia a quitarle valor al esfuerzo y la politización mal entendida -es decir, en desmedro de la calidad académica- han contribuido a acentuar el drama con mucho más que un simple grano de arena.

Un perfecto ejemplo de lo antedicho se puede hallar, entre tantos otros, en una propuesta realizada recientemente por un sector de la dirigencia gremial de los docentes universitarios rosarinos, consistente en repudiar la presencia en la Argentina del presidente norteamericano George W. Bush -calificado de "genocida"- mediante la realización de un paro el próximo 4 de noviembre.

Mas allá de la crítica evaluación que pueda hacerse del mandatario republicano que ordenó la invasión de Irak, el espíritu de la propuesta mencionada se halla plenamente imbuido de la inmadurez más absoluta: ¿qué sentido tendría, en este caso, interrumpir el ciclo lectivo, salvo perjudicar a los estudiantes?

Los referentes de la Reforma Universitaria de 1918, movimiento estudiantil ejemplar a nivel mundial y surgido en la Argentina, no sólo se caracterizaban por sus consistentes actitudes antiimperialistas sino por el profundo respeto que le profesaban al conocimiento y al estudio. La recuperación de la perdida excelencia universitaria nacional no sólo está necesariamente vinculada con una revalorización que se proyecte desde la esfera del Estado sino también con una severa autocrítica por parte de todos los sectores que integran la institución. El camino a transitar debe ser el del esfuerzo mancomunado, no el de la demagogia, las consignas vacías y el facilismo.