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 domingo, 16 de octubre de 2005  
En el rubro pesaje, Rosario inclina la balanza
La región concentra a la mayoría de las fábricas del sector que hay en el país. El caso de Kretz

El robo de dinero y equipos que sufrió a fines del mes pasado, no alcanzó para frenar los proyectos de crecimiento de la fábrica de balanzas electrónicas Kretz, una pyme señalada por sus propios pares como una "joyita" por su trabajo en la investigación y desarrollo de productos con valor agregado.

Por estos días, sus directivos celebran la implementación, tras siete meses de trabajo, de SAP, un avanzado software de gestión empresaria que, en los hechos, significó una profunda reingeniería del proceso productivo en la planta que poseen sobre la autopista a Buenos Aires.

Daniel Kretz, titular e hijo del fundador de la firma, señaló que el cambio le da una nueva plataforma de despegue de la compañía, orientado entre otras cosas a expandirse en el mercado externo, donde hoy colocan el 6% de su producción.

Es que SAP es el equivalente a un auto alemán en el mercado de los sistemas de gestión y soluciones informáticas para empresas. Quizás por eso, Kretz eligió a la Gide, una subsidiaria de Volkswagen, para implementarlo en su empresa. Tenerlo es como pertenecer a un club de primera, no sólo por sus costos sino por la dureza de controles y auditorías que le impone al proceso productivo.

"Además de permitir la trazabilidad de la producción y extenderla a los proveedores, este sistema es fácilmente homologable en otros países, lo cual es una ventaja si en algún momento instalamos una planta en el exterior", señaló Kretz. La mención no es casual. Si bien tiene la envergadura de una pyme, que ocupa a 70 personas, tienen la exportación como una operación permanente. Parte de las 2.500 balanzas que producen por mes se colocan en Bolivia, Chile, Uruguay, Paraguay y Perú. Pero su objetivo de máxima es entrar en Brasil y, eventualmente, ensamblar en Chile para aprovechar los acuerdos comerciales con los países del Nafta.

Fundada en el año 63 por Carlos Kretz, la empresa se dedicó inicialmente al diseño y fabricación de equipos y soluciones electrónicas para control y automatización. Eran tiempos en que atendían un mercado amplio y variado, desde el desarrollo de equipos especiales para los altos hornos de Somisa hasta el control de iluminación y escena para el teatro municipal de Santa Fe. Paralelamente fueron desarrollando herramientas para el pesaje electrónico, actividad en la que se concentraron definitivamente desde hace unos 20 años.

Actualmente, producen las conocidas balanzas que utiliza el carnicero o verdulero amigo, equipos interconectados para supermercados, indicadores digitales de peso y modelos de básculas para industrias y, también, balanzas de uso personal o para gimnasios.


Sector de peso
Aunque no está muy difundido, Rosario y todo el sur de Santa Fe concentran el principal polo de producción de equipos para pesaje del país, con aproximadamente el 60% de las fábricas. No obstante, Dios y la cámara que los agrupa atiende en Buenos Aires, lo cual no genera pocos inconvenientes. Sea por el tiempo que demanda tramitar en Capital Federal la papelería de auditoría y control en organismos como el Inti, sea por la dificultad de accionar una acción gremial para defenderse de las importaciones. Es que, como bienes de capital, estos equipos entran al país sin pagar arancel, mientras que si los locales quieren vender, por ejemplo, en México, deben pagar más de un 20%.

Si alguna vez se cumple el deseo de Kretz de trasladar la sede de la cámara gremial a Rosario, quizás podrían reunir más fuerza para atender estos y otros problemas. Por ejemplo, el de los cortes de energía que sufren periódicamente y la sequía de personal capacitado que propinó al sector la destrucción de las escuelas técnicas.

Mientras tanto, se concentran en los proyectos que surgen del módulo de investigación y desarrollo de la empresa, el más importante de los 5 mil componentes que lleva cada uno de los 150 mil equipos que llevan colocados en el mercado.

Mientras atesoran en el museo de la planta estos desarrollos, los técnicos de la firma trabajan en los próximos proyectos. En marzo prevén lanzar al mercado un lector de precios para supermercados, llamado a reemplazar a las etiquetas de las góndolas. Ya tienen el prototipo que desarrollaron en colaboración con la agencia japonesa de cooperación (Jiica), con la cual también trabajan en gestión de stocks.

Convencidos de que la calidad abre puertas, dueños y empleados de la empresa se someten sin chistar a la disciplina oriental que les impone en sus visitas periódicas un ex ejecutivo japonés de la Sony, designado por Jiica para asistir y auditar los convenios. Exigencias de ese tipo tuvieron para certificar las normas ISO 9001, para implementar SAP (lo cual les abrió las puertas a nuevos clientes que utilizan el mismo sistema) y tendrán para cumplir con las ISO 14 mil de calidad ambiental. Y le tienen ganas a la Six Sigma, un estrictísimo protocolo de calidad, ya casi en el borde de la penitencia. Con este rumbo esperan estar preparados para seguir el ritmo de expansión que empuja la apertura de nuevos supermercados y, eventualmente, de una futura decisión del gobierno de fomentar un plan de actualización de equipamiento.
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