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 domingo, 16 de octubre de 2005  
Día de la Madre. Una familia que sigue valorando la crianza "a la antigua"
Una tatarabuela que crió con amor cuatro generaciones
Rosa Soria tiene 101 años y se transformó para sus descendientes en un ejemplo de cómo educar a los hijos

Belén Travesaro / La Capital

Rosa Soria, con 101 años, festejará hoy el Día de la Madre y el próximo domingo su cumpleaños número 102. Se crió en el campo, en La Rioja, y armó su familia en Rosario. Una familia de cuatro generaciones, cuyas mujeres valoran las características de las madres de antes. Rosa los crió a la antigua y ellos decidieron reproducir su modelo. Tanto su hija María Catalina como su bisnieta Roxana Sabrina consideran que lo importante es compartir el mayor tiempo posible con los hijos, preparar comida casera y marcarles los límites. Aunque reconocen que las madres de hoy suelen estar bastante ocupadas con el trabajo, y no siempre les pueden prestar la atención necesaria a los hijos. La familia Soria vive en un barrio humilde de la ciudad (Juan B. Justo al 2000), rodeada de amor y sin la necesidad de demasiados bienes materiales para ser feliz.

Rosa conoció a su marido Carlos en Rosario, donde se casaron y tuvieron nueve hijos, ocho varones y una mujer. La hija es María Catalina, de 79 años, quien reconoce que hoy se invirtieron los roles, ya que es ella la que se dedica a cuidar a su madre. "A mamá no le gustaba que fuera a los bailes cuando era chica. Era estricta y me cuidaba mucho", recordó la mujer, quien se casó con el primer hombre que salió, de nombre José.

Cuando Roxana Sabrina, de 27 años, tenga hijos tiene pensado reproducir el modelo de educación de su bisabuela. "Quiero educar a mi hijo con valores, tratar de prepararle comida casera y acompañarlo el mayor tiempo posible", contó la joven, que trabaja como empleada doméstica. "A pesar de que la mujer de hoy suele estar muy ocupada, me parece que no hay que arreglar siempre a los chicos con una hamburguesa y dejarlos al cuidado de otro", agregó.

Cuando la mujer de 101 años tuvo a sus hijos debía lavar uno por uno los pañales de tela y siempre se hacía un tiempo para cocinar la comida a las brasas. Algunos de sus platos eran locro, empanadas, puchero, tortas fritas y buñuelos. "La comida que hacía era riquísima. Por más que intente copiarle las recetas, nunca me sale como a ella", dijo la bisnieta.

Mientras que Cora Alvarez, la nieta política de Rosa y madre de Virginia (10 años), está criando a su hija en los tiempos de la Internet, la comida rápida y el zapping, lo que la obliga a ser más flexible en la formación. "Ahora no tengo trabajo y puedo estar bastante tiempo con ella", pero sabe que esto no siempre va a ser así. Su marido es mecánico y en ocasiones compran hamburguesas para darle el gusto a la nena. Además Virginia a su corta de edad ya comenzó con los bailes, y recibió el permiso de los padres con la condición de llevarla y traerla en un determinado horario.

La pequeña está orgullosa de tener tatarabuela. "Cuando les cuento de Rosa a mis compañeros, no me creen", contó.


Cambio de roles
La única hija mujer de Rosa, María Catalina, tuvo un solo hijo (a Humberto, hoy de 55 años) y dedica su vida al cuidado de su madre, quien para tener 101 años se encuentra bien. De hecho años atrás gozaba de buena salud hasta que enfermó de cataratas, lo que hizo que su estado empeorara. A pesar de su vejez es ella la que cada día decide el menú de las comidas, que hace María Catalina.

La familia de Rosa cuenta que suele empezar el día de mal humor, junto a su hija, compartiendo el mate y en un entorno silencioso, ya que no tienen radio ni televisor.

Y no necesitan de excusa una fiesta para hacer una comida rica. "Cuando paso por casa siempre me encuentro con un plato diferente, a veces es empanadas, otras puchero y asado", relata Humberto alias "Tucho". Así la familia se reúne y comparte sus vivencias en el momento de la comida.

El pasatiempo preferido de la hija de Rosa es la lectura. No ocurre lo mismo con Virginia, la tataranieta, que pasa largas horas mirando televisión y disfruta de los videojuegos.

Y a pesar de las diferencias de gustos, de personalidad y de actividades, propias de la distancia generacional, en la casa de Rosa se respira un ambiente cálido, de tolerancia, respeto y sin estridencias tecnológicas. Un entorno que seguramente se consolidará hoy cuando haya tantas madres para besar.
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Rosa Soria festeja hoy el Día de la Madre.

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