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 domingo, 18 de septiembre de 2005  
[Primera persona] - Pablo Llonto
"El Mundial 78 fue el momento más terrible de la dictadura"
El autor de "La vergüenza de todos" ofrece una apasionante investigación sobre la Copa del Mundo jugada en la Argentina del Proceso militar

Miguel Pisano / La Capital

Buenos Aires, junio de 1978. "«Les pedimos que no nos abandonen. Ustedes son nuestra última esperanza», les rogaron las Madres a los periodistas holandeses que fueron a entrevistarlas en la ronda que hacían en la Plaza de Mayo", confía el periodista Pablo Llonto, autor de "La vergüenza de todos" (Ediciones Madres de Plaza de Mayo), una exhaustiva y apasionante investigación sobre el campeonato mundial de fútbol que se jugó ese año. "La televisión holandesa instaló una cámara en la cancha de River para transmitir el primer partido del Mundial y a la misma hora puso otra en la Plaza de Mayo, donde las Madres iniciaban su ronda, en una época terrible, cuando todos las puteaban", revela el autor sobre aquel jueves 1º de junio de 1978, que marcó un punto de inflexión en la difusión de los crímenes de la dictadura y en la titánica lucha de los organismos de derechos humanos.

-¿Cómo surgió la idea del libro?

-Es como una autocrítica de vida porque uno con los años se da cuenta de que, como periodista, de alguna manera fue propagandista -aunque de una manera ultrasecundaria- del hecho más terrible de la relación de la sociedad argentina con la dictadura: el Mundial 78.

-¿Por qué el más terrible de esa relación sociedad-dictadura?

-El mes de junio de 1978 fue sin dudas el peor porque fue el momento de mayor apogeo de lo que se llamó la campaña antiargentina, que tuvo su correlato no sólo en la prensa y en los intelectuales, que fue nefasto, sino en todo el ambiente del fútbol, que repitió a coro las mentiras de la dictadura y porque, salvo las Madres, no hubo voces que denunciaran el genocidio.

-¿Fue el momento más terrible por el apoyo popular que logró la dictadura?

-Hay una frase de (Reynaldo) Bignone, el último dictador: "Nos equivocamos políticamente -dijo-: deberíamos haber llamado a elecciones al día siguiente de ganar el Mundial 78". Y las habrían ganado. Por eso sostengo que ese mes de junio del 78 fue el más terrible de esa relación entre la sociedad argentina y la dictadura, pero también fue el comienzo de la difusión de la lucha de las Madres a través de los periodistas holandeses, franceses y suecos, que sabían las atrocidades que cometía la dictadura y comenzaron a denunciarlas.

-¿Existió el acuerdo entre el almirante Massera y los Montoneros en París para no sabotear el Mundial ?

-Creo que ese pacto no existió. Montoneros lo desmintió y explicó en ese momento su posición política: dejaron que se jugara el Mundial porque era una fiesta del pueblo y utilizaron el slogan "Argentina campeón, Videla al paredón".

-¿Eso explicaría por qué no hubo atentados contra el Mundial 78?

-Montoneros mandó un grupo que hizo algunos atentados, pero no fueron contra el Mundial. Metieron un bazukazo contra una puerta de la Esma (Escuela de Mecánica de la Armada), pero no participaron del boicot contra el Mundial que hicieron grupos argentinos en el exterior.

-¿Menotti hizo alguna autocrítica por su participación en el Mundial 78?

-Menotti no hace autocrítica, más allá de decir que no debería haber aparecido en un espacio público con determinados personajes, como esa famosa foto con Leopoldo Galtieri.

-En el libro, Menotti le dice al periodista y técnico brasileño Joao Saldanha que tenía el apoyo del Partido Comunista. ¿Cuánto sabía lo que pasaba?

-Menotti sabía mucho, pero no tenía una dimensión de lo que pasaba. Menotti tuvo el apoyo del PC y sólo enfrentó algunas objeciones de la Fede (Federación Juvenil Comunista), en una época en la que llegaron a hablar de la "convergencia cívico-militar".

-Era el mismo PC que definió a Videla como "un general democrático" al que había que apoyar.

-Y no era cierto su diagnóstico, pero sí lo era que había otros sectores peores.

-¿Cuál es tu evaluación de la posición del ambiente del fútbol con respecto al Mundial 78?

-Hay dos sectores. Uno se alineó con los militares y no hizo ningún tipo de autocrítica, entre los que se destacan Passarella y Fillol, y otro hizo su autocrítica y adoptó otra posición, como Houseman, Ortiz, Villa y Ardiles.

-¿Por qué renunció Carrascosa a la selección antes del Mundial 78?

-Carrascosa desmitificó algunas versiones que crecieron como bolas de nieve. Se tejieron varias historias sobre su renuncia: que estaba en el PC, que estaba en Montoneros. No estaba ni en una cosa ni en la otra, esto dicho por otros jugadores que estuvieron. Varias veces lo entrevisté y siempre me dio la misma respuesta: estaba muy cansado del ambiente del fútbol, de las concentraciones y de las presiones de la gente con los jugadores, por eso no quiso ser partícipe del Mundial 78. Fue un caso como el de Bielsa: lo putearon tanto que un día dijo "Hasta acá llegué", porque estaba en desacuerdo con esa forma de ver el fútbol.

-Aún hoy parece increíble que el capitán de la selección renuncie antes de jugar un mundial en su propio país.

-Rescato una actitud muy digna de Carrascosa. Era el capitán de la selección y de Huracán, y llegaba a practicar en colectivo o en tren. Era un tipo muy digno, que cuando algo no le gustaba se plantaba y lo decía.

-¿Descartás que haya habido soborno en la goleada 6 a 0 sobre Perú en Rosario?

-Yo lo desmiento porque no hay ninguna prueba. En el libro cuento que el equipo peruano estaba tremendamente dividido entre Sporting Cristal y Alianza Lima, a punto de putearse, y muy relajado. El técnico, Marcos Calderón, sacó a dos o tres jugadores y llegaron en las peores condiciones, pero no hay ningún indicio de que el partido haya estado arreglado. El embarque de trigo del gobierno argentino al peruano existió, pero había sido acordado en mayo. Cuesta creer que hayan arreglado el partido antes de saber que iban a jugar. El único indicio que demuestra lo contrario fue el del secretario de Hacienda, Juan Alemann, que criticaba el Mundial por los excesivos gastos, y le metieron una bomba en su departamento cuando Argentina le hizo el cuarto gol a Perú. Alemann denunció que a esa bomba se la mandó a poner Massera, lo que demostraría que el partido estaba arreglado.

-¿Y la denuncia de soborno del defensor peruano Rodolfo Manzo tampoco es cierta?

-El que denunció el soborno no fue Manzo sino Jorge Fernández, un ex boxeador que fue ayudante de campo en Vélez, cuando Manzo fue a jugar allí. La mayoría de la gente que lo conoce dice que Fernández es poco creíble. Ese encuentro de Argentina y Perú es el partido más largo de la historia.
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Desmitificador. Llonto asegura que no hubo soborno en el partido Argentina-Perú.

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