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domingo,
18 de
septiembre de
2005 |
Túnel a la cochera de al lado
La seccional 1ª, una de las importantes de la ciudad por estar ubicada en uno de los barrios con mayor poder adquisitivo, fue escenario de una de las fugas más resonantes de la historia de la provincia: la madrugada del 7 de enero de 2003, veinte presos lograron escapar luego de cavar un túnel que conectó uno de los calabozos con una cochera lindera. Seis fueron recapturados a las pocas horas y el resto fue cayendo detenido a medida que los evadidos reincidían en el delito.
Para ese túnel, los presos habían utilizado herramientas precarias fabricadas por ellos mismos con las que perforaron el piso de uno de los calabozos y comenzaron a cavar un conducto con la suficiente profundidad como para pasar por debajo de la pared medianera. De algún modo pudieron esconder los montículos de tierras y trabajar sin llamar la atención de la guardia. Del otro lado del muro hay un estacionamiento al aire libre, aunque los presos tuvieron una facilidad extra: del lado del garaje había un cantero con abundante tierra que les permitió abrirse paso sin demasiado trabajo.
Esta fuga tuvo otra particularidad: ocurrió 20 días después de que un juez de instrucción le ordenara al gobierno provincial descomprimir la superpoblación en esa comisaría céntrica, donde entonces vivían 52 internos.
Las condiciones de alojamiento en la 1ª no difieren del resto de las comisarías rosarinas. Un informe de la sección Planificación y Arquitectura de la Unidad Regional II consideró, en septiembre del año pasado, que el penal era "completamente inadecuado para alojar personas" y que no podía albergar a más de diez reclusos. Ayer, minutos después de la fuga, las fuentes consultadas confirmaban que en ese penal había 42 reclusos.
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