Consagración de Potrillos en San Isidro

Turf: Norton II se tornó imparable y ganó con comodidad

El pensionista del stud La Providencia aprovechó la deserción de El Fanfante

Con un estupendo remate, el alazán Norton II venció por tres cuerpos a Radiante Parade en el desenlace del Gran Premio 2000 Guineas "Consagración de Potrillos", cotejo jerárquico disputado ayer en el césped normal de San Isidro. El pensionista del trainer brasileño, José Martins Alves, empleó un registro de 1' 33'' 59c para recorrer la milla.

Esta vez fue muy bien conducido por el jockey peruano Edwin Rafael Talaverano, que suplió en la montura al uruguayo Julio César Méndez, quien por tener derecho a elegir optó esta vez por Eastman (corrió en yunta con el ganador y finalizó en tercer término a cinco largos de su compañero de sedas). Pese a correr en equipo y tras conocer antes de iniciarse la competencia que el invicto El Fanfante no correría (acusó un estado febril y fue retirado por el servicio veterinario del escenario norteño), el binomio de potrillos que representaba al haras La Providencia no salió a especular y cada uno hizo su carrera.

El ritmo lo llevó Blastfighter, que marcó los tiempos desde el inicio hasta los primeros tramos de la recta, donde luego de un breve apareo fue dominado de firme por Norton II que vino en su búsqueda desde la partida, muy cerca de él. A partir de allí, todos esperaban el relevo su eventual socio Eastman, pero no resultó así. Y Norton II, al llegar a los últimos 300 metros de la prueba, se puso cómodo en la vanguardia y con firmes brazadas se marchó rumbo a la sentencia controlando con autoridad la carga desatada por media cancha de Radiante Parade, que vino corriendo por un carril interno con muchos obstáculos a la hora de atropellar.

Resultó un triunfo inesperado hasta para el mismo entorno que rodea al ganador, ya que preveían una buena carrera, pero no un triunfo de Norton II de esta magnitud y sí, el posible de Eastman, que venía de ganarle bien a Biblos, y en la anterior contra El Fanfante había cruzado el disco a unos tres cuerpos de distancia, teniendo un desarrollo desfavorable y llegando adelante de su compañero.