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domingo,
07 de
agosto de
2005 |
Opinión
Opinión: Está para cualquiera
Hay conceptos que siempre tienen vigencias. Por ejemplo, "la indisciplina lleva inevitablemente a la miseria". Esto es aplicable en países como el nuestro, donde la falta de disciplina produjo todo tipo de deterioros y si el fútbol provoca un hecho social muy importante, esta indisciplina lo llevó a una inevitable miseria, notoria en casi todas las instituciones futboleras del país. Cuando se habla de técnicas y de rendimiento de los equipos, se dice que se emparejó para abajo. La mediocridad se instaló en todos las canchas y como en el fútbol el que no corre, vuela, cuando los preparadores físicos tomaron cartas en el asunto lo hicieron más físico que técnico. Y por esto las definiciones en los arcos se producen de manera similar en todos los partidos.
Como ya señalé en esta columna, los talentosos tienen poca cabida. El que corre tiene más aceptación que el capaz. Y cada vez llegan menos habilidosos, porque desde las inferiores le van haciendo la cabeza para que apunten más a lo físico y al esfuerzo, y que las pelotas paradas son el arma para conseguir buenos resultados. Pero se está dando que hay una importante camada de entrenadores que después de conseguir buenos resultados en equipos chicos, se instalaron en los considerados grandes. Falcioni, de Banfield a Independiente. Gustavo Alfaro, de Quilmes a San Lorenzo. Vamos a ver cómo les va. Unas cosa es dirigir a equipos que no tienen la obligación de atacar y otra cuando está obligado. River o Boca es el sueño de todo técnico. Pero también son los más complicados para dirigir.
Si observamos este recambio, descubriremos que los técnicos son de las mismas características de los que reemplazaron. El Gato Leeb en Banfield y Aymar en Quilmes. Hay un importante lote de mezquinos y resultadistas. Los antecedentes son por demás elocuentes. Los últimos campeones son ejemplos claros de lo que usted viene leyendo aquí. El Racing de Reinaldo Merlo. El Independiente y Newell's de Gallego, y el Vélez de Miguel Russo. Los únicos que tienen que rendir examen son Boca y River. Estos deben tratar de jugar siempre en el campo rival, por historia y porque su hinchada los obliga. Ahí es donde los equipos oportunistas aprovechan los errores del que ataca, más que las virtudes de sus jugadores. Boca tiene un buen fixture. A todos los del interior los recibe en la Bombonera. Por lo demás, tendrá que saber como contrarrestar las avivadas tácticas de los que van de punto a enfrentarlos.
Por ahí Astrada y Basile, convencen a sus seguidores de paladar negro, que lo importante es el resultado y me sale redondito el título. Ahora si estos que son los únicos que tienen buenos jugadores se meten en la miseria, lleven revistas o un buen libro a la cancha. Todo será muy aburrido.
Además y los más importante para creer que el Apertura está para cualquiera, es el poco movimiento del mercado de pases. Refuerzos no hubo. Sólo se impusieron los préstamos. Esto es muy parejo. Los que están mejor de jugadores, son los equipos que no se les permite ser mezquinos. Y los otros van a la caza de los obligados a jugar bien. l
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