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domingo,
07 de
agosto de
2005 |
Descubren por qué los hombres se distraen al oír a las mujeres
Las modulaciones complejas de las voces femeninas requieren toda el área auditiva del cerebro
Un estudio científico británico sostiene que los tonos agudos de las voces femeninas agotan al cerebro del receptor masculino, acostumbrado a otras tonalidades.
El profesor Michael Hunter, de la Universidad de Sheffield, midió a través de una tecnología especial utilizada para resonancias magnéticas la reacción del cerebro estimulado por diferentes impulsos vocales.
Durante el experimento se advirtió que las emisiones sonoras femeninas requieren toda el área auditiva del cerebro, mientras que las voces masculinas se limitan a actuar sobre el área sub-talámica, también conocida como "el ojo" del cerebro.
Esa diferencia de recepción explica las dificultades de los hombres para mantener una larga conversación con una mujer.
"La voz femenina resulta muy compleja respecto de la masculina como consecuencia de la diferencia de medida y forma de las cuerdas vocales y de la laringe. Las mujeres tienen una voz natural melódica con una mayor complejidad de sonidos", según explicó Hunter.
Cansancio
El estudio concluye que los hombres se distraen cuando hablan con una mujer como consecuencia del cansancio de escuchar una voz más suave y que, en determinados niveles, es incomprensible.
"Las voces permiten al cerebro establecer diversos factores característicos de los interlocutores: es más complejo de lo que se creía, porque las voces pueden revelar la identidad de cada uno de nosotros, aún sin un encuentro físico", precisó Hunter.
Un estudio precedente, realizado en Estados Unidos, confirmó el modo en que las mujeres utilizan durante la escucha ambas partes del cerebro, mientras los hombres sólo usan el sector izquierdo.
"Las investigaciones sugieren que las mujeres están en condiciones de mantener dos conversaciones contemporáneamente. Tal vez porque ponen una porción mayor del cerebro a disposición para este tipo de actividad", destacó Joseph Lurito, profesor de la Universidad de Indiana. La investigación fue publicada por la revista especializada NeuroImage. (Télam)
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