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 miércoles, 29 de junio de 2005  
El servicio del Vilela cumplió 10 años
La internación domiciliaria reduce infecciones y estrés
Los especialistas visitan al enfermo en su hogar. Les proveen la aparatología

Florencia O'Keeffe / La Capital

Hace diez años la internación domiciliaria pediátrica era destinada básicamente a neonatos con menos de 2 kilos de peso que necesitaban recuperación nutricional. Actualmente, esta modalidad, que permite al paciente ser atendido como si estuviera en el hospital, pero en su casa, es utilizada casi en su totalidad por chicos con enfermedades crónicas. Este tipo de internación, que también se utiliza en adultos, genera una mejora notable en el estado anímico del paciente y su entorno familiar, reduce los tiempos de estadía hospitalaria, achica costos y hasta permite mejoras significativas en el estado de salud general. Los datos se desprenden de la experiencia de una década del servicio de internación domiciliaria del Hospital de Niños Víctor J.Vilela, que acaba de ser remodelado.

La internación domiciliaria es hoy una modalidad de uso frecuente en todo el mundo con excelentes resultados, tanto en el ámbito público como en el privado.

Casi 500 pacientes hicieron uso del servicio desde 1995 cuando se inauguró en el Hospital Vilela, el único en su tipo en el ámbito público rosarino y uno de los pocos a nivel nacional. Tiene disponibilidad de atención de hasta 45 pacientes y habitualmente esa capacidad está al límite.


Afecciones más comunes
El 38% de los atendidos fueron neonatos y el 62% pacientes pediátricos.

Los motivos de atención más frecuentes en el domicilio son: requerimientos de oxígeno, sonda nasogástrica, o ambas, para pacientes con enfermedades pulmonares, secuelas neurológicas, sindromes genéticos, sida, desnutridos severos, entre las más comunes.

La directora del Vilela, Karen Liljesthrom, señaló a La Capital que los principales beneficios de este modelo de internación desde el punto de vista emocional son "reintegrar al niño enfermo a su medio biopsicosocial, restablecer el orden familiar, afianzar el vínculo madre-hijo y promover la lactancia materna", además de "disminuir el riesgo de infecciones intrahospitalarias, racionalizar los recursos y generar disponibilidad de camas para otros pacientes".

Liljesthrom asegura que la mayoría de las familias acepta de buen grado el sistema porque les permite "volver a la vida cotidiana y seguir en contacto con los otros hijos, con el beneficio de que el niño está tan bien atendido como si estuviera en el hospital". También es un hecho que la familia ahorra desde el punto de vista económico en movilidad y comidas fuera de la casa.

Todos los chicos que ingresan al servicio previamente estuvieron internados en el hospital. Durante ese tiempo se informa y prepara a los familiares sobre los cuidados específicos que demandará la internación en el hogar y los síntomas de alarma que deben tener en cuenta. Muchos de los niños van a su hogar con bombas de alimentación o tubos de oxígeno que para su manejo requieren de ciertas habilidades por parte de los miembros de la familia, y si bien no son tareas complejas, deben aprenderse previamente.

La internación domiciliaria no es por tiempo indeterminado sino que se hace por períodos, de acuerdo a los requerimientos de la patología. "Un chico puede estar 15 días, dos meses o un año, pero no es permanente. Una vez que el cuadro mejora el niño vuelve a la rutina de atención ambulatoria", señala.

Para esos casos está el hospital de día -también recientemente inaugurado- donde se atienden, durante una misma jornada, niños con problemáticas de salud complejas, que necesitan varias interconsultas.

El equipo básico encargado de asistir a los niños en internación domiciliaria está integrado por una médica pediatra, un kinesiólogo, una enfermera y una trabajadora social. "Ellos se trasladan a la casa del paciente en la medida que sea necesario y si se requieren otros especialistas, como puede ser un cardiólogo o neurólogo, también se movilizan", comenta Liljesthrom. Toda la medicación, el material descartable y la aparatología necesarias son provistas por el hospital.


Trabajo interdisciplinario
En el área cuyas obras de remodelación fueron inauguradas a mediados de junio se encuentran, además, el servicio de medicina transfusional, el de salud mental, el hospital de día y el área ambulatoria de alto cuidado.

En el 2002, un grupo de profesionales del Vilela ganó una beca que otorga el Ministerio de Salud de la Nación en mérito al proyecto que investigó el proceso de atención a los niños con enfermedades crónicas. De este estudio surgió el consultorio destinado al seguimiento de pacientes crónicos que hoy es una realidad.

"El trabajo interdisciplinario es fundamental en la calidad de atención de pacientes con patologías crónicas que por sus múltiples problemas necesitan de distintos especialistas, de diferentes puntos de vista y que deben ser guiados por un equipo que trabaje con los mismos objetivos, que se vean diariamente, que puedan comentar y debatir sobre cada caso", agrega la directora del centro de salud público.

Este área del hospital trabaja además con otras de la Municipalidad, como pueden ser Vivienda y Promoción Social. Muchos chicos de escasos recursos económicos no disponen de una vivienda en condiciones de accesibilidad para que se acerquen los profesionales o carecen, por ejemplo, de elementos como heladera o gas que les permitan cubrir necesidades indispensables, agravadas por su condición de salud. Ante esas faltas el hospital apela a estas otras áreas del Estado municipal.
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Jugar en casa, aún en tratamiento, estimula a los niños y favorece la recuperación.

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