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miércoles,
29 de
junio de
2005 |
Hipergrandes. En Rosario hay un solo efector público que cuenta con un equipo especializado en pacientes con sobrepeso
El comité de obesidad del Centenario está desbordado y con lista de espera
Actualmente se tratan unas 35 personas, pero hay otras 70 que demandan asistencia en forma "urgente"
La hiperobesidad es una patología que cada vez aparece con mayor frecuencia. Sin embargo, en Rosario sólo un hospital público tiene un equipo interdisciplinario especializado en abordarla. Y actualmente el servicio está "desbordado", según advirtió ayer Alejandro Nasurdi, uno de los profesionales que integran el Comité de Obesidad del Hospital de Día del Centenario.
El grupo -del que participan médicos, nutricionistas y psiquiatras- atiende actualmente a unos 35 pacientes. Sin embargo, quienes están en lista de espera superan holgadamente los 70. Todos son hiperobesos, pesan entre 150 y 200 kilos, padecen distintas patologías derivadas del sobrepeso y piden asistencia "urgente".
El caso de Héctor Feroni, un hombre de 60 años que pesa más de 200 kilos (ver aparte), volvió a poner en el centro del debate un tema de larga data: la falta de consideración de la obesidad como un problema de salud.
Y esto no sólo sucede en los efectores públicos. "La obesidad no se toma como una enfermedad. Ninguna obra social da respuesta ni costea los tratamientos que demandan los pacientes. Por esto, también, al sector público se le complica atender a esta gente", señaló Nasurdi.
El médico es uno de los dos cirujanos que impulsaron la creación del Comité de Obesidad que funciona dentro del Hospital de Día del Centenario. En octubre del año pasado, el equipo llevó a cabo la primera cirugía por obesidad que se realizaba en un efector público rosarino.
La intervención consistió en la colocación de una banda gástrica, una especie de cinturón que se ata alrededor del estómago para ayudar en el tratamiento del sobrepeso. El paciente fue Máximo Gargano, un hombre de 49 años que llegó a pesar 230 kilos.
Gargano le contó ayer a La Capital los resultados del tratamiento. "Bajé 100 kilos hasta ahora. Previo a la operación descendí de peso y todavía me quedan 25 kilos por bajar. En breve me operarán, me ajustarán el cinturón una vez más para lograrlo; estoy muy contento porque ando en bici, camino, no tengo dolores y no necesito tomar desinflamatorios como antes y además se me regularizó la presión. Vale la pena el gran esfuerzo que hice junto a los médicos, soy otro hombre", dijo Gargano.
Demanda en ascenso
Por los consultorios del Comité de Obesidad circulan actualmente unas 35 personas que están en condiciones similares a las de Gargano. Todas son hiperobesas: pesan entre 150 y 200 kilos y, además, padecen distintas enfermedades asociadas a la obesidad como diabetes, hipertensión y riesgo cardíaco.
Y a estos pacientes se suman otras 70 personas que ya están en lista de espera para comenzar los tratamientos. "Estos son los casos más críticos -explicó Nasurdi- ya que seleccionamos sólo a las personas hiperobesas, porque si no lo hiciéramos este número se multiplicaría por tres o por cuatro".
Para el profesional, la puesta en marcha de este servicio demostró "la gran demanda encubierta" que existe para este tipo de tratamientos.
"Nos desbordó la cantidad de pacientes que recibimos. Sabíamos que existía una población con graves problemas de obesidad que no se manifestaba (ya que permanecía encerrada en su casa) pero aún así la realidad que vivimos nos ha superado", sostuvo el cirujano.
El equipo atiende todos los miércoles y viernes en el Hospital Centenario, pero actualmente se está trabajando con las autoridades del efector para modificar esta estructura y, de esta forma, poder atender el creciente volumen de pacientes que recibe el servicio.
"Es que la exigencia es mucha, ya que las obras sociales no consideran la obesidad como una enfermedad. Entonces estos pacientes terminan concurriendo a los hospitales no sólo para acceder a una posible intervención quirúrgica, sino también en busca de un tratamiento", indicó Nasurdi.
Para justificarse, el médico puso un ejemplo: "Si yo prescribo un medicamento o un estudio complementario a un paciente y pongo como diagnóstico obesidad, la obra social me rechaza la receta. Y esto sucede justamente porque no se la considera una enfermedad", sostuvo.
Uno de cada cuatro
Con todo, el sobrepeso no es un mal poco frecuente. Si bien en Rosario no existen estadísticas ciertas sobre la cantidad de personas con problemas de obesidad, algunas investigaciones concluyen que la realidad de la ciudad no escapa a los promedios del país que marcan que uno de cada cuatro argentinos tiene problemas de peso.
De acuerdo a datos de la Sociedad Argentina de Obesidad y Trastornos Alimentarios (Saota), el 25 por ciento de los argentinos sufre sobrepeso. A esto se suma otro 15 por ciento de la población que padece obesidad y otro 3 por ciento que es hiperobeso.
El límite entre la obesidad y la hiperobesidad se establece en base al índice de masa corporal (ICM) de una persona. Este se obtiene dividiendo el peso del individuo por su altura al cuadrado.
Un hiperobeso tiene un ICM que supera los 40 kg/m2. Por ejemplo, una mujer que mida 1,60 metro y pese 110 kilos tiene un ICM de 42 kg/m2, es decir que se considera hiperobesa. Y lo mismo ocurre con un varón de 1,80 metro que pese más de 130 kilos.
La hiperobesidad u obesidad mórbida no sólo produce alteraciones y trastornos en la vida cotidiana. Es una patología que acarrea serios problemas de salud, como diabetes, hipertensión, artrosis, artritis, insuficiencia cardíaca y alteraciones en el sueño.
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Fotos
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Antes de ser internado, Feroni tuvo que esperar que le preparen una cama especial.
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