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miércoles,
29 de
junio de
2005 |
Buscar la
solución
Quiero contar algo que sucedió hace un tiempo. Alguien notó que a su casa estaban entrando ratas (y bastante grandes por cierto) y salió a visitar a sus vecinos recolectando firmas, procurando que se pavimentara una zona desde donde venían. Su sorpresa fue encontrar que muchos de ellos convivían con ellas con la mayor normalidad y desde hacía varios años. Unos comentaron: "A mí me comen los juguetes de mis chicos". Otros: "Muchas veces las encuentro cuando abro la puerta del horno". Unos: "Todas las mañanas encuentro la piel de las uvas de la parra en el piso" y otros: "Me comen las naranjas de mis árboles". Y así sucesivamente, hasta algunos dijeron que "les ponían el veneno que les daban los dueños del terreno" desde donde salían (donde inclusive había una huerta). Esto nos puede servir para hacer un análisis sobre cómo actuamos ante algo anormal con la mayor de las indiferencias. Unos conviviendo con las ratas, otros alimentándolas sin darse cuenta y otros aceptando paliar el mal con la "aspirina", que le brinda el que hace el campo propicio para que las ratas se desarrollen. Ninguno buscando la solución del problema para erradicarlo de cuajo. Estos vecinos, cuando hicieron algo todos juntos, lograron que se pavimentara el terreno, se sacaran las parras, se podaran los árboles de naranjas y se saneara la zona. Esto es un caso cierto, no es un cuento. Por un lado podríamos decir, si teniendo ratas en su casa no salieron a buscar la solución, ¿qué podemos esperar de la ciudadanía para modificar aquellas cosas que nos están haciendo mal y las tomamos como normales? Es preocupante porque uno podría esperar que no las toleren un solo día y busquen la solución. Pero la realidad indica que no es así. Sólo con salidas espasmódicas la sociedad se moviliza y vuelve a su casa esperando que por arte de magia aquello que le molesta, que le contamina la vida, va a desaparecer. En una actitud infantil, piensa que cerrando los ojos cuando vuelva a abrirlos no van a estar más. Pero, como las ratas, nuestros males se multiplican y cuando volvemos a abrir los ojos en vez de una rata sola hay muchas más. Con el voto tomado como un acto responsable a lo mejor podemos hacer algo, pero entre elecciones y elecciones tenemos que seguir trabajando para resolver nuestros problemas de cuajo.
Stella Maris Coniglio
DNI 5.448.673
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