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domingo,
26 de
junio de
2005 |
Rosario desconocida: cambios y nuevos códigos
José Mario Bonacci
La década de los 60 marcó un giro sustancial en el campo de los conceptos. Nacieron nuevos cantos de libertad, se olvidaron para siempre ciertas premisas esclavizantes y todo parecía posible de realizar. El mundo contemplaba el futuro con optimismo y la ciencia acompañó con una serie de descubrimientos que supuestamente debían obrar en beneficio de la humanidad.
Los años 50 habían permitido concluir en gran porcentaje con las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial y sus recuerdos. Prepararon el camino para arribar a una existencia más ilusionada, mirando de frente al futuro. Hubo hechos notables que contribuyeron. En América, la Revolución Cubana marcó un hito en la autodeterminación de los pueblos en busca de su libertad. El Mayo Francés sacudió las conciencias, y la juventud supo que podía aspirar a derechos acordes con sus apetencias. Las costumbres se liberalizaron y la realidad del humano como dueño de su propia vida, tomó vuelo.
La aparición del hippismo dio nuevo punto de relación entre la juventud y un mundo sometido a reglas. Costumbres y usos que en el fondo no eran más que cercenamiento de derechos. Woodstock lanzó el grito estridente de conciencias y cuerpos finalmente libres de tanta pacatería y el amor libre fue su canto de gloria. "Hagamos el amor y no la guerra" acompañó la movida, el "Imagina..." de Lennon pintó la nueva realidad y el "Déjalo ser" de Los Beatles liberó culpas y abrió caminos. En ese clima, costumbres que en general devenían definitivas, desaparecieron. Al ritmo de los cambios se derrumbaron modas y el hombre en la Luna pareció haber vencido para siempre. Sin embargo, el caso Vietnam continuaba con todo fragor y el invasor tuvo que arrear banderas y retirarse derrotado. A todo esto siguieron hechos puntuales en varios lugares del mundo culminando con actos revolucionarios de todo tipo.
Finalizando la década, los viajes de graduados eran una realidad palpable. Cada carrera tenía su organización de estudiantes graduados. Aún en el recuerdo, OVEA (Arquitectura), GEMUR (Medicina), OVECE (Ciencias Económicas), GEVOR (Odontología) y OVED (Derecho), hacían posibles estos traslados especialmente hacia Europa y Norteamérica. Y allí estaba realmente la efervescencia de este panorama. Además, cada una de estas disciplinas podía cotejar de manera directa la historia general de cada una, los distintos períodos de desarrollo y los nuevos avances.
En 1968 partimos ilusionados hacia Nueva York como flamantes arquitectos. En la propia Harvard, dos muchachos se movían por el campus con un inodoro montado sobre ruedas y primorosamente pintado en su exterior con motivos vegetales y un gran ramo de flores en su bacha. Un negro imponente lucía en Time Square como medallón una taza de rueda Chevrolet. Los actos de amor a la vista general no asustaban a nadie y simpáticas extravagancias eran cosa de cada minuto. Se respiraba la libertad... Llegados a Inglaterra, las primeras y genuinas minifaldas quitaban la respiración. No ocultaban nada y quienes las calzaban mostraban sus paisajes corporales sin rubor. Nuestro amigo doctor Juan Carlos Picena, ilustra el clima general, afirmando que "nuestro horizonte, era infinito....".
Mientras, en París ocurría el Mayo Francés con intensidad y los habitantes de la Sorbona inventaban los célebres graffitis. "Pidamos lo imposible", "Desabróchese el cerebro tanto como lo hace con su bragueta"...y muchos otros, con un libro alusivo a las nuevas apetencias.
Aquí faltaba un año para que bajo el onganiato la policía arrestara a estudiantes de pelo largo en la confitería Palace para llevarlos a la Jefatura y raparlos. En 1969, nacieron entonces el Rosariazo, el Viborazo en Corrientes y el Cordobazo canalizados en protestas violentas contra la arbitrariedad, la falta de garantías y los asesinatos de jóvenes inocentes e indefensos...
Evidentemente, la sociedad exigía cambios en todo el mundo. Descansando junto al monumento a San Wenceslao en Praga gozamos de esa ciudad y nos dolió enterarnos al regreso, que Jan Palach se inmolaba con fuego en ese mismo lugar como protesta al ahogo que sufría la primavera de Dubchek y la consecuente invasión de los tanques rusos. La casualidad nos hizo salir de allí hacia Viena, una semana antes de este hecho. Camino al aeropuerto de París, ya para volver, un obrero llenaba paredes con afiches anunciando el retiro definitivo de Maurice Chevallier.
Llegamos a casa exactamente el 8 de octubre de 1968 cuando se cumplía un año del asesinato en Bolivia del "rosarino más famoso", llamado Ernesto Che Guevara. Era un hecho la revolución tanguística de Piazzolla y a fines de 1969 las nuevas tendencias se reflejaban en "Balada para un loco". La ciudad era casi la misma, pero la gente había cambiado un tanto. "Tucumán arde", una tarea colectiva de intelectuales y artistas de la ciudad denunciaba la injusticia en aquella provincia y muchos continuaban exigiendo la recordación del primer desaparecido de la ciudad, como lo fue en efecto el doctor Juan Ingalinella, a quien luego de 50 años de su muerte se lo recuerda por estos días como verdadero mártir a manos de una represión malvada.
Parque Yrigoyen
Ya el futuro parque Hipólito Yrigoyen reserva para su realidad urbana la manzana comprendida entre Virasoro, Alem, Rueda y 1º de Mayo para llamarla "Plaza Doctor Juan Ingalinella". Ubicada en el borde norte del viejo barrio Tablada, será un homenaje justo y necesario para quien lo habitó en Saavedra 667, de donde se lo llevaron sus asesinos... Y como si fuera un canto de justicia en la zona, cien metros al norte y calle por medio habrá una manzana completa llamada "Plaza Biblioteca Constancio C. Vigil", institución sometida a un calvario que la ciudad bien conoce...
Transcurridos tantos años, hoy continúa lanzado el grito por justicia en todo el orbe. Es evidente que una porción extraviada de la humanidad canaliza su existencia en actos equívocos que someten al semejante.
El hombre cae en la ignominia de ser lobo del hombre. Desde la historia de los siglos, la antinomia se ha desarrollado en el extravío de quienes dominan, sometiendo al semejante al escarnio permanente. Es lo que inspiró a Italo Calvino para construir su monumental pensamiento en Las Ciudades Invisibles, afirmando que el verdadero infierno es el que vivimos ahora y aquí, todos juntos y en esta existencia.
La sabiduría consiste en saber separar qué cosa es el infierno y qué cosa no lo es. A esta última, es a la que debemos distinguir desde los campos del bien para valorarla, darle espacio y hacerla vivir por siempre. Menuda tarea de responsabilidad humana, que nos involucra a todos...
(*) Arquitecto
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Fotos
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Durante el Rosariazo se sucedieron protestas violentas contra la arbitrariedad, la falta de garantías y los asesinatos de jóvenes inocentes.
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