Año CXXXVIII Nº 48791
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Mujer
Turismo


suplementos
ediciones anteriores
Día de la bandera 20/06
Turismo 19/06
Mujer 19/06
Economía 19/06
Señales 19/06
Educación 18/06
Salud 15/06
Autos 15/06

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 26 de junio de 2005  
El viaje del lector: una incógnita en París

Cuando las circunstancias lo permiten, un grupo de amigas, casi siempre las mismas, vamos por el mundo y también por Argentina. En esta oportunidad éramos siete. Seis de la provincia de Santa Fe y la restante de Buenos Aires. Era un viaje largamente charlado y soñado: conocer Marruecos. Pero siempre agregamos algo más. Después de largas charlas quedó definido el itinerario: Madrid, sur de España, Marruecos y Portugal. El aéreo comprendía además un pasaje a París. Hilda y Amanda no lo conocían y las demás... ¡Cómo no ir a París!

Marruecos nos impactó. Bañado por dos mares es un país con una diversidad de paisajes, costas vírgenes, altas montañas, grandes masas de bosques y reductos volcánicos. Ciudades llenas de encanto en las que el tiempo se ha detenido en sus calles, oasis repletos de palmeras y todo un desierto, el más espectacular del mundo: el Sahara.

Pero todo sucedió en París. Llegamos al hotel, soltamos las maletas y salimos a recorrerlo. No podíamos perder tiempo, pues nos quedaban aún dos noches en Amsterdam.

Un domingo por la tarde, Nora y Griselda -las más audaces- plano de la ciudad en mano comenzaron a estudiar lugares para visitar y los subtes que podíamos tomar. Estábamos bastante cansadas. Veníamos de diez días de continuos viajes en micro y el recorrido anterior había sido terrestre. Decidimos ir al Sacre Coeur y a Montmartre.

Llegamos y todo nos impactó. Había muchísimos turistas, una increíble cantidad de personas. Comenzamos a recorrer todo, nos fotografiamos con pintores, los tenderetes -como les decimos- nos atrapaban. Subimos al Sacre Coeur con muchísimo frío, pero nada nos detenía. La idea fue de Nora. "Chicas, ¿por qué no nos tomamos un cafecito aquí, en Montmartre? ¡No dejemos pasar este momento!". No dudamos un instante, todas lo aprobamos. ¡Había tanta gente! No encontrábamos lugar, por fin, en un coqueto barcito, nos ubicamos, aunque no podíamos estar todas juntas. Además no aguantábamos las estufas sobre nuestras cabezas, aun en la vereda. Hallar siete lugares no es fácil. Ya desistíamos cuando un atento garzón nos ubicó a las siete en hilera.

Edith, otra audaz, pidió una birra y las demás un cafecito bien caliente. Estábamos muy ocupadas con nuestro café cuando alguien nos alertó: un fotógrafo profesional -lo deducimos por la cámara- comenzó a tomarnos fotografías. No salíamos de nuestro asombro. ¿Qué le llamó la atención? ¿Siete mujeres maduras juntas? ¿Nuestras ropas? Nos pusimos a reír. Pensamos: mañana salimos en alguna revista de París. Pero lo que ocurrió después nunca lo olvidaremos. Un contingente de unos quince japoneses, con más hombres que mujeres, al ver al fotógrafo lo copiaron y comenzaron a tomarnos fotografías. Nos pidieron permiso para fotografiarse con nosotras, que no parábamos de reír.

Nunca supimos qué les llamó la atención. Al ver ahora la foto ¿alguien podrá darnos su opinión? Si la ven en alguna revista, ¿nos lo comunicarán? Creemos que fue curiosidad de los japoneses. ¡Siete mujeres juntas! Realmente ahora que la observo, me digo: ¡qué facha tenemos!

Susana Pautasso

Ganadora de esta semana
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados