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 domingo, 26 de junio de 2005  
Conceptos de Michel Dirago, el policía canadiense que capacitó a la GUM
"Hay que profesionalizar la forma de comunicarse de los guardias urbanos"
El experto en uso adecuado de la fuerza en Quebec evaluó a los agentes en acción durante el acto del 20 de Junio

De cal y de arena fueron las percepciones que se llevó de la Guardia Urbana Municipal (GUM) el policía canadiense Michel Dirago. El experto en uso adecuado de la fuerza de la policía de Quebec disertó dos días para los 250 agentes locales. Pero también los vio en acción durante el acto del 20 de Junio en el Monumento a la Bandera. "Los agentes se comunican muy bien con la gente de manera intuitiva, pero hay que profesionalizar ese aspecto", remarcó Dirago, quien además evaluó al acto del Día de la Bandera como "descoordinado entre las distintas fuerzas de seguridad". El sargento canadiense, con 26 años de profesión, remarcó cuál debe ser el perfil de un guardia urbano, quien, aclaró, lejos debe estar de reemplazar o competir con las fuerzas de seguridad. "Debe actuar más creativamente que cualquier policía ya que no porta armas", señaló.

Dirago brindó también sus charlas a la flamante GUM de Capital Federal. Y cuando La Capital le preguntó con qué uniformes se quedaba, si con los locales -de color beige y boina bordó- o con los porteños -de camperas azules y gorra con vicera- contestó: "En el contexto canadiense eso no sería relevante. En Argentina sí. La vestimenta no debe ser fácilmente asociable con la que trae tan mala memoria".

-¿Usted sostiene que la mejor arma para un guardia urbano debe ser la comunicación con la gente?

-Sí, la persuación, el diálogo. En Canadá nosotros tenemos armas en nuestro trabajo cotidiano, pero obviamente no se usan en todos los casos. No toda la gente que comete infracciones tiene capacidad de matar o dañar a alguien y ese es el único momento en que uno puede usar un arma de fuego. En la mayoría de los casos se deben desarrollar otras estrategias de intervención.

-¿Cuáles?

-La comunicación táctica, algo que ya noté que desarrolla la GUM intuitivamente. Es importante la forma verbal de intervenir: un buen tono de voz y una gestualidad controlada.

-¿Cómo los vio actuar en el Monumento el Día de la Bandera y en la Bolsa de Comercio (lugar donde se trasladó el presidente después del acto)?

-Vi que mientras se esperaba la llegada del presidente los guardias urbanos hablaban mucho con la gente, brindaban información, explicaban incluso qué iba a ocurrir. Hubo movimiento, la gente se fue un poco sobre el presidente pero no hubo situaciones serias y creo que tuvo que ver con esa información previa que se le brindó, que la contuvo. Y en la Bolsa también sucedió eso: "Van a poder llegar al presidente -se explicaba- pero queremos evitar que se adelanten porque antes tiene que estacionarse la comitiva". Estas son prácticas de prevención.

-Pero si la GUM funciona tan bien, ¿en qué los va a capacitar?

-(Risas). Es que debemos pasar de lo intuitivo a lo profesional. Yo no vengo a vender ningún modelo de Canadá, muestro qué funciona en mi país para que en caso de que sirva, se adapte la idea.

-¿Vio coordinación entre las distintas fuerzas que se ocuparon de la seguridad del acto?

-Sinceramente, no. Fueron notorias las dificultades de coordinación de cada una de las agencias -prefectura, policía federal, ambulancias, guardia urbana- en un evento tan importante como es la visita de un primer mandatario. Debiera haber un centro de comando, se necesita una cabeza que centralice la información que se envía desde el terreno y se decida colectivamente. No pueden moverse todos en forma separada.

-El acto fue multitudinario, pero no hubo mayores problemas. ¿Cómo mantener el diálogo y la comunicación cuando los ánimos se exasperan como en una cancha de fútbol?

-Hay que aprovechar los eventos que salen bien justamente para planificar estos grandes actos que se repiten año a año. Hay que prever la intervención en caso de que haya disturbios o heridos. No se puede planificar todo, pero sí hay que tener planes de intervención por si se presentan escenarios complicados. Porque cuando hay falta de planificación se producen luego intervenciones extremadamente violentas. Por ejemplo, si hay que correr de golpe a mucha gente de un lugar y se usa la fuerza, seguro habrá gente lesionada.

-En Rosario hubo dos eventos masivos con final no muy feliz. La población se trasladó masivamente a ver los fuegos artificiales que se arrojaron por la inauguración del Congreso de la Lengua y la ciudad colapsó. Pero peor fue la violencia que se vivió en el primer corso de carnaval donde se esperaban 30 mil personas y acudieron 100 mil.

-Hay que limitar la cantidad de gente de los eventos al número manejable o pensar mecanismos de evacuación. La mayoría de la gente que acude a estos lugares no quiere causar problemas ni involucrarse; cuando esto sucede lo único que las personas quieren es salir de la situación y muchas veces se trata sólo de planificar.

-¿Cuáles son en Canadá las mayores preocupaciones en materia de orden social?

-No nos preocupan tanto los eventos masivos como las interacciones puntuales entre la policía y el público en momentos en que se produce una intervención o un arresto. O sea, cómo se hace para que esa intervención no agregue más agresión. Esa es nuestra gran preocupación diaria. Y también he trabajado esto con la GUM a través de la reproducción de escenarios difíciles y la manera de resolverlos.

-Hay mucha gente que tiene una mala imagen de los uniformados. ¿Se trabaja sobre la posibilidad de revertir ese aspecto?

-La guardia urbana es una agencia nueva y su identidad se afianzará con la forma distinta de comunicarse y operar con la gente. Eso lo hará un cuerpo diferente y además deberán demostrar que el 80 por ciento de las situaciones que la policía enfoca con la coerción o la fuerza física, ellos la pueden resolver con fuerte capacidad de presencia y habilidades más sociales. Pero aclaro, eso lleva tiempo, hay que generar confianza en la gente y esto se entrena.

-¿Han dramatizado situaciones con posibles y distintos escenarios?

-Sí, basados en situaciones cotidianas, por ejemplo la interacción con un cadete en moto que no tiene casco ni patente ni la moto en condiciones; situaciones de conductores alcoholizados o un principio de pelea entre conductores de dos vehículos. La lógica fueron estrategias de comunicación y de resolución de problemas. Si ya hay violencia instalada la gran pregunta es cómo se hace para disminuir la escala de conflicto sin agravar el episodio. La otra cosa es cómo hacer intervenciones seguras para sí mismos, cómo se hace para no ponerse en riesgo. Pero además hemos trabajado sobre los límites de cada fuerza, hay límites legales, como el que indica que la guardia no puede intervenir físicamente sobre una persona y también los hay en términos de posibilidades: si hay 500 personas y dos guardias, la cosa se complica. Es importante reconocer esto primero para repensar una intervención luego. Por ejemplo, los guardias no pueden parar una pelea pero si evacuar a las mujeres y niños y pueden comunicar a la policía y asistir a las víctimas.

-¿Qué idea previa tenía de la seguridad de esta ciudad y este país?

-Cuando vine sabía qué percepción había aquí de la policía, de su capacidad de intervenir para resolver situaciones usando la violencia, un uso por demás de frecuente de armas de fuego. Y por eso me sorprendió la GUM, no sólo porque no usa armas sino porque tiene capacidad de trabajar a través de otros mecanismos. Porque cuando estos grupos demuestran buenos resultados obligan a los otros a reprensar sus prácticas. Ese es el desafío.

L.V.
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