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sábado,
04 de
junio de
2005 |
Los europeos
saben decir no
Nosotros los argentinos tendríamos que aprender de los europeos que saben decir no y por ende no son obsecuentes con el poder de turno. Cuántos sinsabores nos habríamos ahorrado si el Congreso hubiera analizado punto por punto con el cerebro las leyes que aprobaron desde 1983 hasta el fatídico diciembre de 2001. Pero como tenemos una larga tradición de obsecuencia es que decimos sí cuando todo indica un no rotundo. Este mal de la obsecuencia nos viene desde la época de los virreyes; es una tradición y así nos va. Aquel pueblo que se deja llevar por la corriente, como una simple hoja que elige el menor esfuerzo, no puede pretender luego vivir en el mejor de los mundos. A todos nos sobra cerebro y les pido a los que desean dirigir los destinos de nuestro país que analicen cuidadosamente su proceder, que no levanten falsos testimonios buscando sobresalir ensuciando a sus contendientes porque ese es el camino fácil del deshonor. Busquen ser votados por sus propios méritos y no por echar tierra al vecino. Piensen en el bien común y no en el bien propio como es la costumbre. El pueblo argentino también existe y aprende a decir no como los europeos.
DNI 2.438.651
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