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sábado,
04 de
junio de
2005 |
Un camino que
respete la dignidad
Quería referirme a que hace menos de un mes se celebró el Día Internacional de la Familia y que pasó más desapercibido que las publicidades en contra de la vida. Nadie puede negar que sin familia no hay ser sobre la tierra que pueda alcanzar una estabilidad emocional aceptable. La familia es el núcleo mismo de la sociedad y sin familia es muy difícil sostenerse en una vida tan conflictiva y agitada como la que hoy nos exigen las circunstancias. Me da mucha pena que se haya promocionado más la ligadura de trompas de una pobre mujer -dicen que es de origen toba- que no debe saber muy bien a qué quieren someterla, que el Día de la Familia. Esta señora -que debe haber sido inducida a dar su conformidad para la ligadura de trompas- no debe tener la menor idea de cuáles son las consecuencias que en su alma y en su cuerpo va a dejar la operación que le quieren hacer. Da pena que se busque reducir la población entre los más pobres como solución a la pobreza cuando, en realidad, lo que hay que hacer es gastar los fondos que se reciben del exterior y los de los impuestos que todos pagan para alimentar y educar a la gente más pobre. No se remedia la pobreza esterilizando gente ni matando no nacidos. Yo quisiera que esa señora leyera esta carta y reviera su decisión; en todo caso que pida consejo a la hermana Jordán o al padre Ignacio para que la orienten hacia un camino menos dañino y más respetuoso de su dignidad.
Nanci Capri, DNI 22.731.564
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