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miércoles,
25 de
mayo de
2005 |
La evidencia complica a los hermanos
detenidos por los ataques del tirador
Un dermotest, hecho a horas de la irrupción del lunes, indica que ambos dispararon poco antes. La reconstrucción no los ayudó. Tampoco que tengan un furgón como el visto en un atentado reciente y un arma calibre 12.70
Ariel Etcheverry / La Capital
Los hermanos Bertucci, detenidos antenoche en el marco de la pesquisa por el ataque a balazos a un colectivo, fueron indagados anoche en Tribunales, donde el juez a cargo del caso los imputó por "tentativa de homicidio con arma de fuego" y "portación de arma no registrada". Una prueba para detectar la presencia de pólvora en la piel, que se produce en la persona que efectúa un disparo, dio resultado positivo en los dos detenidos, según información policial. Los dos acusados figuraban, además, en una nómina de "potenciales sospechosos" de tener vinculación con la seguidilla de atentados atribuidos al Loco de la Escopeta, según contó a La Capital un miembro de la cúpula de la Unidad Regional II.
Lino, de 53 años, y Alberto, o Pepo, de 49, ambos solteros, poseen un camión Mercedes Benz 608 color rojo y blanco con el que trabajaban como repartidores de mercadería. Se trata del mismo tipo de vehículo que varios testigos, en los lugares donde se produjeron los últimos dos atentados, coincidieron en señalar como origen de los disparos. El principal de esos testigos es Rogelio Rubén Bravo, el chofer del ómnibus atacado, que dio la pauta precisa para descubrirlo (ver página 28).
El juez Alfredo Ivaldi Artacho recibió a los hermanos en su despacho a las 20.30 de ayer. Ambos estaban allí al cierre de esta edición.
Cerca de la medianoche del lunes los efectivos allanaron la vivienda de Zuviría 7361, en barrio Belgrano, donde viven Lino y Pepo. Además de encontrar el camión descubrieron cinco armas de fuego, entre ellas una escopeta 12.70. Un arma con calibre de este tipo utilizó el psicópata en los últimos ataques y por eso la pericia balística es vital para establecer la responsabilidad de los hermanos, al menos en el último hecho.
Esto ocurrió el lunes, a las 16.45, cuando un interno de la línea 107 circulaba por el viaducto Avellaneda de norte a sur. Al llegar a la altura de Humberto Primo, un proyectil disparado desde un vehículo en movimiento hizo estallar una de las ventanillas del micro y una pasajera sufrió cortes en las manos. Testigos del hecho, entre ellos el colectivero, coincidieron en declarar que el tiro partió desde un utilitario color rojo, con las puertas traseras blancas.
El jefe de Orden Público, comisario inspector Ricardo Ruíz, confirmó esos dichos y agregó que lo manifestado por el chofer fue muy importante porque mencionó que se trataba de un Mercedes Benz 608 con esas características. Esa marca y modelo se habían mencionado en ocasión del último ataque del 19 de febrero pasado. Un testigo, identificado como Rubén Darío Portillo, declaró en la seccional 7ª que en aquella ocasión vio un camión "Mercedes Benz 608 rojo con caja trasera del mismo color y puertas traseras blancas" al momento exacto en que se producía el ataque.
El fiscal Andrés Bossio, a cargo de la Oficina de Causas Judiciales sin Imputados de los Tribunales provinciales, había pedido al juez Correccional Nº5º, Eduardo Costa, que le tomara declaración en su tribunal a Portillo para obtener más datos del camión. Bossio requirió también entonces que el juez solicitara un informe a Telecom de las llamadas entrantes a la seccional 7ª porque a poco de ese ataque ingresó una comunicación anónima que describía un camión semejante.
Acopio de evidencia
Los investigadores comenzaron a tener datos concretos sobre el rodado en el cual se movería el desequilibrado también a partir del relato de un policía que viajaba como pasajero de un ómnibus atacado en 2002. "Este empleado también vio un camión de mediano porte de esa marca. En su momento aportó esa información en sede policial y judicial", recordó el funcionario consultado ayer.
"Interesado o preocupado por lo que había vivido comenzó a mirar o a prestar mayor atención cada vez que veía un vehículo de esas características", añadió el comisario. El aporte del policía hizo que se realizara una reunión en la sede la Inspección de Zona II, en los altos de la seccional 7ª, cuya jurisdicción abarca a seccionales del norte y oeste. Allí se impartieron instrucciones al personal de calle para que prestara atención a utilitarios de esas marcas.
Con relación al Mercedes Benz de los Bertucci ayer trascendió que ya había sido detectado por agentes de la 12ª. "Se hizo un seguimiento y se lo evaluó como potencial sospechoso sin tener una referencia válida. Es decir, coincidía el modelo con el que varios testigos vieron en los ataques, pero no teníamos ninguna imputación directa. Por eso era simplemente sospechoso", agregó Ruíz.
Minutos después del atentado del lunes último, y cuando se conocieron los testimonios del chofer y de una pasajera en los que se mencionaba a un Mercedes Benz 608, fue cuando se decidió actuar. "Los datos coincidían con la información que manejábamos de hechos anteriores. Todas esas cuestiones fueron informadas al juez Ivaldi Artacho, quien ordenó esa misma noche el allanamiento en Zuviría al 7300", completó.
El procedimiento judicial comenzó después de las 23. A esa hora, Pepo y Lino dormían y la llegada de la policía los hizo salir de la cama. Los hermanos viven en condiciones de higiene deplorables, según comprobaron los pesquisas. Cuando les informaron el motivo de la visita, ninguno puso reparos a la inspección, aunque pidieron ver la orden firmada por el juez.
La requisa se hizo con dos testigos, médicos forenses, peritos balísticos y efectivos de Homicidios y de la Inspección de Zona II. En una de las habitaciones de la casa, la policía encontró una escopeta 12.70, otra calibre 16 y dos revólveres calibre 32. En un terreno lindero a la casa, apareció el Mercedes Benz 608, en cuya guantera los detectives hallaron un pistolón. Hasta ayer no se pudo acreditar que esas armas estén documentadas.
Los policías pusieron especial interés en la escopeta 12.70, una arma considerada de guerra y cuyo calibre aparece como el utilizado por el Loco de la Escopeta en muchas oportunidades, incluso en el crimen de Florencia Rubino, ocurrido el 19 de abril de 2003 frente a la Sociedad Rural. Los investigadores sospechan que ese fierro se usó horas antes de ser incautado porque tenía olor a pólvora. "Metí la nariz en el caño y tenía un olor a pólvora bárbaro", se sinceró Ruíz. "Pero lo prudente es esperar resultados de la pericia balística. Ese examen dirá si fue disparada a no. Por ahora sólo tenemos presunciones".
Por la mañana, los vecinos se manifestaban perplejos. Reconocían a los hermanos Bertucci como personas normales, trabajadoras y de buenos modales. Algunos dijeron que uno de ellos a veces descargaba tiros en el fondo de su casa. Y reconocían que Pepo había quedado afectado psicológicamente desde la muerte de su padre.
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Fotos
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Alberto "Pepo" Bertucci, anoche en Tribunales. El menor de los hermanos al que los vecinos atribuyen inestabilidad psicológica.
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