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sábado,
21 de
mayo de
2005 |
Manso volvió sin miedos
y entregó su jerarquía
Volvió Manso ¿Eso es bueno o es malo? Para el Piojo es fantástico, porque regresó a una cancha tras una rotura de ligamentos cruzados que lo marginó durante casi un año (28 de agosto de 2004, ante Colón, por la 4ª fecha del Apertura). Para sus compañeros, o mejor dicho, para la mayoría de ellos, no fue tan bueno: quedaron bastante mal parados.
En sólo 18 minutos, Manso con dos o tres jugadas de su sello, permitió que su equipo saliera del acoso, hizo expulsar a Graieb y generó el poco fútbol que tuvo Newell's en el sur del Gran Buenos Aires.
Por la tarde, en el hotel, Arsenio Ribeca había sorprendido diciendo que "desde el punto de vista médico, no debería estar. Pero lo conozco desde hace tiempo y su presencia es importante para el grupo. Que esté en la cancha genera mucho respeto en los rivales. Si el partido da, lo vamos a tirar unos minutos a la cancha".
Pomelo debe haber querido decir otra cosa cuando se refirió al aspecto médico, ya que Damián tiene el alta desde hace un tiempo. Pero lo cierto es que esa sentencia ridiculizó la coyuntura y dejó claramente expuesta la sugerencia de que Newell's necesitaba desesperadamente de los servicios de Damián.
Y así fue nomás. Con la falta de fútbol a cuestas, con los temores lógicos del regreso tras padecer la peor de las lesiones que puede sufrir un futbolista, el diminuto número diez rojinegro desnudó las carencias de sus compañeros. Para colmo, como si eso fuera poco, ayer faltó Ortega y el retorno de Damián volvió aún más notoria la ausencia de quien debería ser en el futuro su gran socio.
Pensar que Ribeca dijo que desde el punto de vista médico no debería estar. Pero acertó -y cómo- cuando sentenció que su presencia es importante para el grupo. Para el grupo y para el fútbol de Newell's.
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