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 domingo, 24 de abril de 2005  
Internet
La basura habla de la gente
El artista holandés Matthijs de Bruijne pone en venta en la red una colección de objetos y "sueños" recolectados por cartoneros de José León Suárez

Paola Irurtia / La Capital

Un pato sin cabeza, un robot roto, una muñeca armada con trozos de juguetes y una seguidilla de "sueños" forman www.liquidacion.org, una página que pone en venta apenas algunos de los bienes que recogieron los cartoneros de José León Suárez en el barrio porteño de Villa Urquiza. El trabajo es una obra de Matthijs de Bruijne, un artista holandés que llegó a Buenos Aires a visitar a un amigo en enero de 2001 y quedó atrapado por las desigualdades que encontró en el país. "La vida de la clase media es como una vida europea, algo que para mí era muy exótico", dice de Bruijne. La extrañeza no sólo la encuentra en su mirada sobre la clase media. Su propio lugar entre los cartoneros, o la imagen que le devolvían los ojos de los comerciantes y empleados que lo veían cirujear están atravesados por esa extrañeza, que junta sorpresa, indignación y una crítica filosa.

Junto a los objetos recolectados por los cartoneros, de Bruijne cuenta las historias de los protagonistas de su obra, su cotidianeidad y su trabajo cargado de vergüenzas especulares, la de una tarea que se desarrolla entre los desechos y las de una sociedad que no puede asumir que -como la basura misma- la miseria es producto de su modo de vida.

De Bruijne, de 38 años, es un artista que combina fotos, videos, audio y textos en sus trabajos, realizados en distintos soportes. Nació en Holanda, donde se formó como artista en la academia Gerrit Rietveld. Aunque vive formalmente en Amsterdam, sus trabajos se asientan con frecuencia en otros países. Señales lo encontró en su casa de Amsterdam, donde volvió de Argentina a principios de abril.

En los últimos cinco años pasó mucho tiempo en Argentina. "La primera vez que viajé fue en enero de 2001. Sin plan, por casualidad". Estuvo en el país poco antes del estallido de diciembre, y volvió apenas unos meses después. El trabajo de campo entre los cartoneros que concluyó con liquidacion.org insumió ocho meses, entre octubre de 2002 y mayo de 2003. Aunque aclara que "no todos los días", su trabajo consistió en acompañar a los cartoneros en toda la jornada de trabajo. Y a veces, hasta sus casas.

-Conociste pedacitos de la vida de los cartoneros. ¿Cómo son sus peleas diarias para subsistir? ¿Cómo es la relación con la gente de los barrios que recorren?

-Yo trabajé en Villa Urquiza (Buenos Aires), un barrio de clase media y media alta. La gente allá es amable pero muy porteña (un poco creída...) Pero la vida de un cartonero es lo mismo que la vida de una persona de clase media. Son dos tipos de vidas extrañas para mí. Pienso que la vida de la clase media es como una vida europea, algo que para mí era muy exótico. Y para los cartoneros yo era una persona muy exótica e imperfecta -al principio, no hablaba bien castellano, por ejemplo. Trabajando en la calle con los cartoneros la gente pensaba que yo era un periodista o un inmigrante fracasado de Ucrania.

-¿Qué hace "europea" la vida de la clase media argentina?

-Mmm, se pueden escribir libros sobre esa tema, y ya hay. Para mí, el "porteño" no se siente cien por ciento latinoamericano. Las conexiones con sus raíces europeas tiene gran, gran importancia. Habla todo el tiempo sobre eso. El "cartonero", entre ellos los de Suárez, tienen sus raíces en el noroeste de Argentina. Hablamos sobre dos culturas distintas. Y el porteño piensa que su cultura es superior a la cultura del cartonero. "Soy como vos, porque mis padres nacieron en Europa", me dijo una vez un chico que trabaja en publicidad. Para mí, la parte europea es una construcción y no hay una conexión natural. "Culturas híbridas", de Néstor García Canclini, es un libro importante para entender esa tema.

-¿Hay cartoneros en Amsterdam o algún trabajo que permita subsistir de un modo tan precario?

-Desde la segunda guerra mundial hay un acuerdo social en Holanda para compartir la riqueza del país. Hay una seguridad social para desempleados, sólo hay hospitales públicos y buenos, las escuelas son buenas, etc. Tiene un sistema de bienestar social bien organizado, sin corrupción. Pero no es lindo para todos. Cuando sos un holandés, todo está bien; pero para los extranjeros la situación es otra.

Y sí, hay más plata que en Argentina, pero no hay una desigualdad como en Argentina. Por eso no hay gente en la calle buscando cosas en la basura.

-¿Hablabas de esa situación con los cartoneros de Buenos Aires?

-Para los cartoneros era muy interesante escuchar que hay otra formas de organizar un país y que su trabajo es en Holanda una industria organizada. Yo tengo que tirar mi papel en un container especial que está enfrente de un supermercado, o en una plaza. Tampoco el vidrio se puede tirar en la basura, sino de una manera separada. En el pueblo de mis padres también se tiene que tirar la basura orgánica separada de la otra. Por eso no hay ni papel ni vidrio en la basura común.

-¿Qué respuestas recibís de la gente que se comunica a través de liquidacion.org?

-Hasta ahora hubo más de 200.000 visitantes en el sitio, la mayoría argentinos. Muchos que se fueron del país y era muy claro que les dolió la situación que vieron en Argentina. Era muy interesante recibir tantos mails de esa gente. Me contaron sobre sus historias, porque ellos tuvieron que irse del país. Pienso que ellos sintieron culpa de alguna manera por estar afuera, por estar en una situación mejor que la de la gente que se quedó.

No me interesa hacer arte solamente para gente del mundo de arte. En el momento en el que hice liquidacion.org, como trabajo funcionó muy bien. Empezó en marzo de 2003, un tiempo en donde había mucho interés en temas sociales. La gente quiso saber más sobre la vida de una persona que recoge su basura. Era un momento diferente. Ahora siento que la pobreza en Argentina se convirtió en algo natural.

-¿Quiénes son los compradores que visitan el sitio?

-Es difícil de decir. Son de todos los lados: Holanda, Bélgica, Alemania, España, Estados Unidos, Brasil y también Argentina. Algunos compraron un objeto porque es un producto de arte, otros por razones prácticas y otros para mostrar su solidaridad de alguna manera. Pero yo no les hago esa pregunta. De alguna manera, liquidacion.org es algo comercial.

-¿Cómo elegiste los objetos que están a la venta y qué te decían los cartoneros sobre tu trabajo?

-Durante el trabajo en la calle, se abre una bolsa y se ve qué hay adentro. Después se hace una selección que dice algo sobre la gente que vive en el barrio. Cuando se ven los objetos es fácil hacer la selección para el trabajo, era improvisación sobre todo.

-¿Qué te decían los cartoneros sobre tus elecciones?

-Para los cartoneros era algo raro al principio, pero entendieron muy rápido el juego. Más difícil era para ellos entender por qué la gente compra esa "basura".

Para responder a cómo fueron sus días de artista-cartonero, de Bruijne invita a ver liquidacion.org, su trabajo, sin mediaciones. "Allá se puede leer todo. Es mejor que hacer una respuesta breve".

Los relatos que se leen en el sitio enseñan las claves del trabajo de cartonero. Con una experiencia de sólo cuatro meses, y el carrito más cargado de la legión que lo acompaña, Fidel explica por ejemplo que "un buen cartonero es el que tiene una carreta grande y una bolsa". Y encuentra realmente clara la diferencia con los nuevos cartoneros. "Ellos rompen cualquier bolsa que ven y revuelven, hacen un desastre y la gente obviamente se enoja", dice.

Otro de los relatos es sobre Teresa, una mujer que trabajó en una panadería hasta que la despidieron. Y ahora va hasta su ex trabajo a buscar los papeles que le guarda su viejo empleador.

La presentación del trabajo anuncia que los distintos gobiernos de los últimos años vendieron casi todo en el país, por eso el sitio se encargará de comercializar y recaudar sus restos: los sueños y objetos sacados de la basura.
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