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 domingo, 24 de abril de 2005  
Tai Chi Chuan: Camino interior

Los orientales entienden el cuerpo físico de diferente manera a los occidentales que lo entiende como un conjunto de huesos, músculos, arterias, venas y órganos que conviven dentro del organismo. Para ellos hay un circuito bioenergético que conecta y circula sobre determinados canales o meridianos; una energía que los chinos denominan Chi, los japoneses Ki y los hindúes Prana que da vitalidad al cuerpo y permite el buen funcionamiento de los órganos. En su esencia posee propiedades importantes que pueden determinar la fortaleza y el bienestar de un individuo.

El Tai Chi Chuan trabaja sobre esa energía que no se ve, pero que con el tiempo y la práctica podemos llegar a percibirla y sentirla. Es cuando logramos obtener sus efectos revitalizadores que benefician la calidad de vida. Los movimientos suaves, pacíficos y estéticamente encantadores en el entrenamiento apuntan a eso. Dejarse fluir y permitirse sentir sensaciones que nos anuncian que ese cuerpo en el que habitamos está lleno de vida y tiene mucho para dar.

En diferentes clases, muchos se quedan simplemente con los movimientos de brazos, piernas y caderas. Pero eso es sólo una parte (lo que se ve). Debe haber algo más (lo que no se ve) que será lo que dará fundamentos a la verdadera importancia de la técnica que combinada con una buena respiración permitirá sentir y percibir la vibración energética en quien lo practica (sensación difícil de lograr para aquel que quiera tener un control relativo de su esquema corporal).

Llegar a esa etapa es entrar en el camino del desarrollo de la energía interior la que nos dará la posibilidad de tener un cuerpo flexible y con más recursos para enfrentar los distintos ciclos de la vida. Entender el funcionamiento de esa energía nos ayudará a que el proceso de envejecimiento tenga marcadas diferencias con la de una persona de características sedentarias que deambula por la vida con un cuerpo que ignora, y que no le presta la atención debida, más allá de sus necesidades fisiológicas.

Como arte marcial el Tai Chi Chuan enfoca su visión en que el enemigo no está afuera: el rival a vencer somos nosotros mismos pero lo podemos combatir si logramos armonía en la salud, reconociendo nuestras tensiones y emociones y con el dominio de una buena respiración lo que nos permitirá fortalecer, regularizar y optimizar, entre otras cosas, nuestro sistema nervioso que carga con las presiones y tensiones diarias.

La relajación y la flexibilidad guiadas por una mente alerta y el espíritu que irá creciendo día a día como consigna de unión entre mente y cuerpo son los pilares de la práctica. Gradualmente se irá encontrando armonía que nos indicará qué podemos hacer con nuestra energía aprendiendo a administrarla y reconociendo todas sus posibilidades para que juegue a favor del bienestar que interiormente deseamos porque somos responsable de que nuestro organismo funcione con vitalidad.

Daniel Capello

Instructor de Tai Chi Chuan

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