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 domingo, 24 de abril de 2005  
El cazador oculto: "Un enjambre endemoniado y necesario"

Ricardo Luque / Escenario

"¿Les podemos sacar una foto?", pregunta con expresión ingenua una jovencita flacucha y desgarbada, que mira por encima de un par de anteojos de marco de carey que milagrosamente hacen equilibrio sobre la punta de su nariz.

"¿Les molesta si se juntan un poquito?", sugiere con una sonrisa de oreja a oreja un petiso de pelo largo y ensortijado, atado con cola, que esconde su pereza detrás de un amplio chaleco de pescador verde militar.

"¿Serían tan amables de acercarse más a la luz?", susurra como en un ruego un morocho de ojos pícaros y movimientos eléctricos que mira a un lado y al otro como si hubiera perdido a la gallina de los huevos de oro.

Entre pregunta y pregunta estallan los flashes. A quién fotografían y por qué lo hacen importa poco. Pero igual gatillan una y otra vez sus modernas cámaras digitales. Cómo los paparazzi que recorren Sunset Boulevard buscando una estrella descarriada a la que inmortalizar, con sus disparos impiadosos, en la tapa de las revistas del corazón. Su ansiedad no se entiende bien. En Rosario, por más que se busque y se rebusque, no hay famosos. Al menos no hay famosos que valgan la pena como para gastar tanta tinta y papel. Porque, aunque usted no lo crea, todas esas fotos que se sacan en las reuniones sociales VIP de la ciudad tarde o temprano se publican.

Así uno puede enterarse, sin ir más lejos, que los titánicos esfuerzos para bajar de peso que hace Salvador Distéfano son inútiles, que la minuciosa arquitectura capilar de Gustavo Lorenzatti no basta para disimular su calvicie incipiente, que por más que ejercite los músculos la pelea de Julito Orselli contra el botox está irremediablemente perdida.

En esas pequeñas postales, arrancadas por fuerza de amabilidad y exceso de champagne por ese endemoniado enjambre de fotógrafos que acecha como una plaga en las noches rosarinas, se puede comprobar, sin temor a equivocarse, que Susana Rueda luce sexy y apetecible como en sus años mozos, que India Tuero luce elegante y formal y no por eso menos atractiva, y que Susana Manzelli es una mamita querida.

Gracias, señores paparazzi.
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