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 domingo, 26 de diciembre de 2004  
en voz baja
A la ballena le pagan por adelgazar
El hombre, que no tiene precisamente la silueta de una sílfide, es conocido entre su barra de amistades en San Lorenzo por dos sobrenombres "pesados": "el Gordo Valor" o "la Ballena Asesina". Pero todo indica que en el futuro será necesario ir pensando en apodos nuevos. Sucede que a la "Ballena" la han ido a buscar nada más y nada menos que de una compañía especializada en dietas para adelgazar. La idea es tan antigua como la publicidad misma, pero sigue siendo efectiva: dos fotos, "antes" y "después" del severo régimen al que deberá someterse si es que pretende convertir sus ciento sesenta kilos actuales en la mitad, ochenta. Doblemente tentado por un generoso ofrecimiento económico y la recuperación de su silueta perdida en el tiempo, "Valor" hizo honor a su seudónimo y no se achicó. Se nota que tiene muchas ganas de pasar hambre.


Más canalla que periodista
El hombre de prensa se dedica a espectáculos. Pero su corazón es canalla hasta la última fibra. Y por esa razón encontró en la fiesta por los 115 años de Central la excusa justa para estar en el Gigante como "periodista"... e hincha. Los días previos se las ingenió para ocupar un lugar de privilegio en el estadio, lo que lo llevó a "ofrecerse" a trabajar para Ovacion. Una vez logrado su cometido, como una centella se dirigió a la cancha y vivió una noche pletórica de placer. Pero su cholulismo lo traicionó y quedó en posición adelantada en más de una oportunidad. Al punto que se lo pudo ver por televisión abrazándose a Ariel Cuffaro Russo, a don Angel Tulio Zof y hasta al propio Turco Lotuff. Sus compañeros sintieron vergüenza ajena, y ahora apenas lo ven llegar le gritan: "Pedro, mirá quien vino". En fin. Hay pasiones que son incontrolables.


Un objetivo nada sencillo
Los primerizos presidentes comunales de la provincia suelen estar más que contentos durante su estreno en el cargo. Tal es el caso del presidente comunal de Chovet, Esteban Bogdanich (apodado "Chiche"), quien está más feliz que perro con dos colas en el ejercicio de la función pública. Eufórico, no para de enumerar las obras que plasmó en apenas un año de mandato. La pavimentación del acceso, la erradicación del basural y la construcción de un geriátrico comunal figuran en su agenda de logros. Sin embargo, él no para de anunciar obras y hay una que figura entre sus predilectas. Días atrás, un cronista de este diario visitó la localidad y soportó la dura embestida publicitaria del enfervorizado mandatario. "Acompañame al cementerio", le dijo sin más vueltas. Una vez allí, "Chiche" le comentó al periodista los logros en la cuestión. "Lavamos los nichos y los panteones, pintamos los pisos y pusimos todo en orden", contó, con claro orgullo. La sorpresa llegó cuando en un pasaje de la charla, recorrida de la necrópolis de por medio, el mandamás soltó un comentario atípico. "Lo que tratamos es de darle vida al cementerio y por eso hacemos todas estas obras", dijo. Mmmm... Darle vida... ¿No será mejor que siga trabajando, en lugar de hablar?

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