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 domingo, 19 de diciembre de 2004  
La médica cubana podría reunirse con sus familiares en Venezuela
El gobierno de Kirchner intenta así descomprimir la tensa relación diplomática con el régimen de Fidel Castro

Mientras se da por descontada la renuncia del embajador argentino en La Habana, Raúl Taleb, en una decisión que podría arrastrar al jefe de Gabinete de la Cancillería, Eduardo Valdés, el gobierno de Néstor Kirchner analizaba una nueva salida al conflicto generado con Cuba por el caso de la médica Hilda Molina que incluiría la intervención de un tercer país, que podría ser Venezuela.

En otra vuelta de tuerca al conflicto que tomó ribetes internacionales, Roberto Quiñones, hijo de la médica cubana que reclama a su país que la dejen viajar a Buenos Aires para ver a su familia, comentó que en las últimas horas se abrieron nuevos ámbitos de negociación y se mostró "dispuesto a viajar a un tercer país" para reencontrarse con su madre después de más de 10 años.

Tras el enojo de Kirchner por la forma en que fue manejado el tema desde la Cancillería y la embajada en La Habana, esta posible salida -aún no confirmada desde ámbitos oficiales- apuntaría a descomprimir la tensión diplomática generada entre ambos gobiernos y, por lo dicho por Quiñones, cuenta con el consenso de la familia involucrada.

Mientras tanto, aunque el viernes el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, anunció que "en las próximas horas se tomará una decisión" sobre la posible salida de funcionarios de Cancillería, hasta ayer el gobierno mantenía el más absoluto hermetismo sobre el asunto.

"No hay comentarios", fue la cortante respuesta dada por altas fuentes de la Cancillería. Tampoco hubo ningún pronunciamiento desde la oficina de prensa de la Presidencia.

Sin embargo, algunos trascendidos indicaban que el canciller Rafael Bielsa le habría pedido "unos días" a Kirchner para presentarle un informe sobre cómo se manejó el tema desde la embajada en Cuba, en lo que fue considerado un último intento del titular de la cartera de Relaciones Internacionales para retener a Valdés, el hombre de mayor confianza en su gabinete.

Por su parte, la médica cubana Hilda Molina y su hijo residente en Argentina salieron ayer a pedir "disculpas" al gobierno por haber acusado a Kirchner de "bajarse los pantalones" ante la negativa de la administración de Fidel Castro de dejar viajar a Buenos Aires a la médica cubana para ver a su hijo y sus dos nietos (ver aparte).

La situación generada con Cuba por el caso de la médica neurocirujana provocó el enojo presidencial, quien habría responsabilizado a la Cancillería por impulsar una carta a Fidel Castro sin haber "chequeado" previamente la reacción del líder cubano, quien denegó el pedido para que Molina pase las fiestas con su familia en la Argentina.

Esta cuestión habría dejado ya fuera del cargo -aunque falta todavía la confirmación oficial- al embajador en La Habana, Hugo Taleb, y podría arrastrar también a Eduardo Valdés.

Sin embargo, en la Casa de Gobierno algunos afirmaban que la decisión de Kirchner sería hacer otros cambios, mientras el presidente analizará el informe que le presentaría Bielsa sobre el tema.

El punto de mayor tensión se centró en la decisión de Valdés y de Taleb, con consentimiento de Bielsa, de recibir a la médica Molina y a su anciana madre en la embajada en La Habana, lo que trascendió en un primer momento como un pedido de "asilo" político que después, según se aclaró, se trató de una situación de "huésped" para atender a la mayor de las mujeres por una crisis de hipertensión.

Al enterarse de la situación, Kirchner ordenó regresar al embajador Taleb a Buenos Aires, quien desde el viernes espera una decisión sobre su pedido de renuncia. Como su posible reemplazante se menciona al embajador en Honduras, Alfredo Forti, quien tiene fuertes vínculos en el gobierno de Fidel Castro y anteayer fue enviado a La Habana para descomprimir la situación. Sin embargo, el diplomático se encontró con una nueva negativa del gobierno de la isla. Allí surgió la opción Venezuela.

Se sabe, además, que las gestiones de Bielsa y Valdés -que llevaron el caso como una cuestión de Estado- originaron una interna en la propia Cancillería a raíz de la oposición a las mismas por parte del vicecanciller, Jorge Taiana, más proclive a presionar a las autoridades cubanas por las denuncias de violaciones a los derechos humanos.
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Rafael Bielsa quedó mal parado tras la polémica que se desató con la médica cubana.

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