| domingo, 19 de diciembre de 2004 | El Tiro Federal que está pariendo Viejos y nuevos hinchas celebraron la conquista de un club que busca su lugar en la pasión rosarina Gustavo Conti / La Capital Ellos dos fueron los últimos en irse, en una de las vueltas olímpicas más atípicas del fútbol argentino. No por los desubicados de siempre que ingresan a la cancha a despojar a los jugadores a cualquier costo, sino por los poquitos hinchas de toda la vida que la disfrutaron realmente. En otra marca distintiva del festejo, los jugadores seguían en el campo de juego y los casi 10 mil rosarinos emprendían la vuelta. Pero ellos dos seguían allí, sentados, repasando anécdotas. El viejo Tiro Federal revolvía los recuerdos gloriosos, mientras a su alrededor paría el nuevo, el que casi arrancó de cero, el que con los méritos deportivos trata de ganarse un lugar en el sentimiento popular de la ciudad que lo cobija.
Amador Salinas recorre sus primeros 90 años de vida y es el socio vitalicio número 1 de la institución de Ludueña. Francisco Majorano, de 84, aquel que transitó los peores años tratando de mantener a flote al club, lo sigue. Sentados en la platea de la cancha de Newell's, se les humedecieron los ojos. Es que ni en sus mejores sueños este presente era posible.
Enumerar los pasos de esa historia que vieron será tema de otra nota (ver edición de mañana). Pero sin querer ellos son el fiel reflejo de un club que puja para hacerse un lugar entre los grandes de la ciudad. Los pocos que quedaron de aquellos 19 años en AFA (desde el 44 al 62) tendieron un puente hacia la generación que se va haciendo, que necesita años para crear y consolidar identidad, y que comenzó a expresarse.
Por lo pronto, la dirigencia tirolense no sólo pone plata sino organización. Ayer, por ejemplo, no hubo entradas de favor. Todo el mundo pagó la suya y aún después del primer gol de Ramírez en las boleterías había cola, dificultado eso sí el expendio porque no había cambio suficiente. Y el celo llegó a tal punto que hasta a dos dirigentes de peso les costó llegar a las plateas, y tampoco observaron la primera conquista.
Otro detalle importante fue que no se permitió el ingreso al estadio con camisetas de Newell's o de Central. Hasta tal punto llegó el celo que a un hincha tirolense, que lucía una de los primeros modelos usados en el Argentino B, azul y amarillo, no querían dejarlo pasar porque el policía pensaba que la casaca era de Central. La cuestión pasaba por que la fiesta del día más soñado fuera sólo de Tiro Federal, más allá de que la mayoría fue por simpatía ciudadana. Y lo lograron.
Seis meses después del título de campeón de la C obtenido por Argentino. Seis días días después de que la ciudad se tiñera de rojinegro por la conquista de Newell's, también los muchachos de Bianco se hicieron lugar en un año brillante para el fútbol rosarino, al punto que muchos de ellos volvieron a la gran vidriera, dejando a la humilde institución de Ludueña a un paso de la primera división.
Los jugadores continuaron festejando largo tiempo en la cancha, se tiraron varias veces en avioncito al césped, dieron la vuelta con una bandera de Jesús, celebraron a lo loco en el vestuario hasta con el hacedor de todo esto, el presidente Carlos Dávola, y desataron la euforia del medido Chaucha Bianco. Al mismo tiempo, el grupo fiel de Tiro emprendió el regreso a Ludueña para el festejo íntimo en el barrio, abarrotando La Merenguita, ese tren de cuatro ruedas para chicos, más un par de colectivos, de viejos rastrojeros y algunos camiones. Don Salinas y don Majorano todavía seguían allí. Sí, ellos, los que todo lo habían visto. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Tiro vivió una jornada inolvidable. | | |