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 domingo, 19 de diciembre de 2004  
Entrevista
Mercedes Marcó del Pont: "En la Argentina, conseguir trabajo no significa dejar de ser pobre"
La economista dice que por más que baje el desempleo harán falta otras medidas para erradicar la pobreza

Rodolfo Montes / La Capital

Mercedes Marcó del Pont se coloca en una zona intermedia entre la aprobación y la crítica a las políticas económicas del gobierno. Su cuestionamiento más sonoro radica en diferenciar creación de empleo y salida de la pobreza. "En la Argentina tener un empleo no significa dejar de ser pobre, y esto se da por los salarios que se pagan. El deterioro salarial no es nuevo en la Argentina, el primer gran retroceso -un 30% aproximadamente- ocurrió con Martínez de Hoz después del golpe del 76. Y eso ya nunca más se recuperó", aclara.

La directora de la Fundación de Investigación para el Desarrollo (Fide), recibió a La Capital en sus oficinas de la calle Pichincha de la Capital Federal. Y analizó: "Después, en los noventa, "con la flexibilización laboral caen las condiciones de trabajo y se plantea una creciente dualidad entre, por un lado, algunos trabajadores -los menos- con relativamente buenos salarios y protecciones, y por el otro, un sector mayoritario, desprotegido, informal, que gana 40% menos que los primeros".

"Esta dualidad en el mercado de trabajo sigue vigente hoy, y resulta un dato tan importante como la desocupación para entender por qué la Argentina tiene los niveles de pobreza que tiene", sintetizó.

-En la Argentina, para salir de la pobreza no alcanza con tener trabajo.

-Tenemos 16 millones de pobres, pero desocupados abiertos (que no trabajan ni una hora por día) son 2,4 millones. Con lo cual el drama de la pobreza en la Argentina no se explica sólo por la desocupación, más bien la gran mayoría de pobres de nuestro país (13,6 millones) no están totalmente desocupados, sino que trabajan, algunos pocas horas y muchos toda la jornada, pero lo hacen por un salario que los mantiene dentro de los niveles de pobreza.

-¿Los aumentos de sumas fijas tienden a modificar esa situación?

-El aumento del salario mínimo y las sumas fijas que otorgó el gobierno son medidas virtuosas, pero impactan sólo sobre el sector formal de los trabajadores, más o menos la mitad del total.

-¿ El salario no registrado es muy distinto al registrado?

-Algunos empresarios rurales del interior del país se quejan porque no consiguen mano de obra para levantar ciertas cosechas. Y se refieren a los trabajadores que tienen planes Jefas y Jefes. Eso releva lo que se está pagando por ciertos trabajos en la Argentina. Alguna gente se queda en el plan Jefes porque no le conviene trabajar por un salario apenas mayor a 150 pesos. Los planes deben mantenerse y mejorarse, incluir capacitación. Pero es un elemento muy importante para ponerle un piso al salario informal, sobre todo en interior del país.

-Desde el gobierno presumen que bajará la desocupación a menos de 10 puntos en el próximo año, ¿cómo lo ve?

-La desocupación podría bajar a un dígito en 2005, pero al mismo tiempo también puede ocurrir, en esa hipótesis, que la Argentina siga teniendo 15 millones de pobres. La desocupación de un dígito es la punta del iceberg de un problema mucha más complejo, grave y crítico. El desafío del gobierno de combinar crecimiento económico con creación de empleo debería incluir también una política universal de ayuda a todos los que están en situación de pobreza, ya sea que trabajen mucho, poco o nada, formal o informalmente. La ayuda universal, mucho más amplia que los planes Jefes, ayudaría además a fortalecer el mercado interno, a las industrias locales, creando un circuito virtuoso.

-La asistencia social permanente no es bien vista por la muchos sectores sociales.

-No aspiramos a un país sostenido por el asistencialismo. Es claro que el trabajo no sólo es proveedor económico, sino también el principal factor subjetivo integrador social y de valorización personal. Un pasaporte de ciudadanía. Pero no podemos hacernos más los tontos. El trabajo precarizado, con salario de pobreza, no es un factor subjetivo de integración social ni de valorización personal. Hay que ser realistas, el problema a resolver de la economía argentina no es sólo ocupar a los 2,4 millones de desocupados plenos. El problema es resolver cómo los 16 millones de pobres dejan de serlo. Y para resolver ese problema hay responsable principal: el Estado.

-¿Cree que la sociedad tiene claro que el Estado debe ayudar a los pobres?

-Hay líneas ideológicas de los noventa que siguen vigente. Aquellos que decían que el crecimiento económico garantiza el derrame. Son ideas viejas, que han fracasado, no se aplican en Europa pero parte de la sociedad argentina todavía les da crédito. Mientras la Argentina construya un proceso de acumulación y distribución consistente y sustentable, en el mientras tanto, debe aplicar políticas públicas claras y contundentes de protección social. Veremos cuánto tiempo lleva el mientras tanto. En Europa, por ejemplo, lleva varias décadas.

-En el mientras tanto hay muchos argentinos que perdieron toda oportunidad.

-Muchos argentinos quedaron fuera de todo y se hicieron grandes. ¿Qué vamos a hacer con esas personas?, ¿nos vamos a desentender? Pero si miramos el diseño del presupuesto nacional 2005 no veo que vayamos por ese camino.

-Aún con los niveles de desocupación y precariedad laboral, ¿el salario magro de los argentinos podría ser otro? ¿hay márgenes hoy para que el sector asalariado dispute una parte del excedente?

-Hay sectores y sectores. Dentro de los que van muy bien, incluso muchas pymes, es necesario forzar la discusión por el excedente. En muchos sectores se pueden pagar mejores salarios. Creo que hay que terminar con una idea negativa que se instaló en la crisis, aquella que dice: "Es mejor cualquier empleo al no empleo", esa es una idea falsa. A las pymes hay que ayudarlas, darle beneficios, créditos, pero también hay que ser muy rigurosos y evitar que negree a la gente y paguen salarios indignos.

-Como los italianos o españoles.

-Que tuvieron bastante éxito, la cuestión es zanahoria y palo, todo a la vez. O sea, te doy todo lo que necesitás para funcionar, pero te encuentro alguien en negro o violando convenios laborales y te pego el palazo.
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Para la economista, el deterioro salarial no es nuevo.

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