| sábado, 18 de diciembre de 2004 | La extensión de la obligatoriedad de la enseñanza con la incorporación del tercer ciclo de la EGB en el sistema rural logró recuperar y retener alumnos Las escuelas rurales hacen frente al aislamiento Más de mil docentes se reunieron en un congreso. Compromiso de fortalecer la educación rural Ana María Kieffer es muy joven. Hace seis años que viaja 15 kilómetros en transporte y otros tres a pie para enseñar en el Centro de Educación Rural (CER) Nº 294 de Estación San Agustín, en el departamento Las Colonias. Sus alumnos -que van de los 3 a los 15 años- son hijos de peones, muy humildes; a diario le recuerdan que las riquezas del campo no la disfrutan quienes la producen. Igual, con un rostro que no oculta su orgullo, afirma: "No cambio mi escuela por nada. Es un lugar de encuentro para los chicos y la calidez que recibo es incomparable. Me valoran como docente y puedo demostrar que es posible formar buenos alumnos".
La descripción de Ana María sobre su oficio es breve pero lo suficientemente clara como para comprender cómo es enseñar en una escuela rural provincial.
En su relato es posible percibir qué significan las cifras que señalan que en la Argentina el 50% de las escuelas son rurales, pero atienden al 14% de la matrícula de alumnos.
Y que Santa Fe no escapa a este escenario, ya que es la tercera provincia (luego de Buenos Aires y Santiago del Estero) con más escuelas rurales: 830 en total, que atienden a 32 mil chicos.
El dato es contundente: demasiadas escuelas para atender a pocos alumnos. Un costo muy alto para un sistema educativo con un presupuesto siempre ajustado. Por eso las iniciativas y promesas de fortalecer las escuelas de estas zonas son siempre bien recibidas por sus maestros y las comunidades en las que trabajan.
Al menos esa fue una de las afirmaciones más escuchadas de maestras como Ana María en el 2º Congreso Provincial de Escuelas Rurales, realizado en Santa Fe la semana pasada.
La expectativa por el encuentro fue grande. No era para menos: hacía 20 años que estos maestros no se reunían convocados por el Ministerio para debatir ideas e intercambiar experiencias educativas sobre cómo mejorar la enseñanza en los centros alejados de las zonas urbanas. La presencia de más de mil maestros dio cuenta de esta necesidad.
En el acto de apertura del congreso, la ministra de Educación de Santa Fe, Carola Nin, aprovechó para cerrar formalmente el ciclo lectivo 2004. Luego, con un muy escueto discurso, ponderó a los maestros rurales al definirlos como "la reserva del sistema educativo" y valorar "el prestigio que representan".
Políticas de arraigo Las definiciones políticas sobre la educación rural corrieron por cuenta de la directora provincial de Educación Primaria, Celia Maglione, quien hizo explícito el compromiso oficial "de fortalecer la educación rural y apoyar las políticas de arraigo que favorezcan a quienes han decidido como opción de vida quedarse en el campo".
Después de definir al congreso como una posibilidad de intercambio académico, Maglione apuntó a destacar los logros alcanzados con la extensión de la obligatoriedad en estas zonas y la decisión de continuar en este camino.
Concretamente, se refería a la implementación -desde 1997- del tercer ciclo de la EGB en las zonas rurales. Conocido en sus inicios como "Proyecto 7", el plan aplicado en la provincia permitió que los alumnos cursaran el 7º, 8º y 9º años de la EGB en la escuela primaria rural, con el apoyo de un maestro tutor y profesores itinerantes a cargo de las principales áreas de estudio.
La propuesta dio buenos resultados: se retuvieron alumnos en el sistema escolar, volvieron otros, se les facilitó el tránsito al polimodal y se fortalecieron las escuelas. La experiencia se sigue aplicando en el territorio santafesino y hoy es mirada por otras jurisdicciones como un modelo a seguir.
La modalidad El aislamiento, el traslado de los docentes a los establecimientos educacionales, la atención a distintos tiempos de aprendizajes, el vínculo con las pequeñas comunidades, el trabajo infantil y los problemas que plantea la vida en el campo imprimen a las escuelas que trabajan alejadas de los centros urbanos una fisonomía propia.
Cómo atender a esta realidad es un viejo debate, o bien un reclamo de larga data. Por eso la discusión sobre si la educación rural debe ser atendida desde una modalidad propia o no también estuvo presente en el congreso de maestros rurales.
El primero en plantearla fue el coordinador del área de educación rural del Ministerio de Educación de la Nación, Guillermo Golzman, quien no dudó en decir que es preciso darle "una mirada transversal" a la ruralidad.
A esta línea que fija la Nación adhiere la provincia de Santa Fe "La ruralidad debe estar presente en toda la mirada educativa", acordó al respecto la profesora Celia Maglione. Y, para ser más precisa, confió en los cambios que puedan darse en la formación de los maestros para atender a las distintas realidades y desafíos que plantea la educación en su conjunto, también en las propuestas iniciadas por la actual gestión para "romper el aislamiento y hacer visibles las experiencias de enseñanza".
Sin embargo, las discrepancias aparecen cuando el régimen laboral entra en juego. Así, el representante de una de las asociaciones que agrupa a los maestros rurales, Carlos Barrera, pone un ejemplo: "Tengo 35 años de antigüedad, la suficiente como para concursar un cargo de supervisor, pero si lo hiciera debería dejar la escuela rural. Esto sucede -asegura- porque las decisiones claves se siguen dando con las miradas urbanas".
Con modalidad rural o mirada transversal, la necesidad de fortalecer y recuperar un lugar de privilegio para las escuelas rurales quedó abiertas al debate en el encuentro de maestros. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Los docentes reunidos en Santa Fe. | | |