Etchecolatz no podrá cumplir la condena en su domicilio

El represor de la última dictadura Miguel Etchecolatz seguirá preso en la cárcel de Devoto condenado a 23 años por violaciones a los derechos humanos pues el juez federal de La Plata Arnaldo Corazza rechazó ayer concederle la prisión domiciliaria.

"Va más allá de lo tolerable que Etchecolatz purgue la condena que se le dictara dentro de la comodidad de un hogar" ya que "estamos frente a un individuo que ha cometido los más aberrantes crímenes", afirmó el juez en su resolución.

El juez platense marcó con su postura una diferencia respecto de otros colegas porteños que sí conceden el beneficio de la prisión domiciliaria a los represores en causas reabiertas como Esma o I Cuerpo de Ejército por ser mayores de 70 años.

Etchecolatz debe terminar de cumplir la condena a 23 años de prisión que le dictó la Cámara Federal en el marco del llamado Juicio a las Juntas en 1986. El represor quedó libre al año siguiente por la sanción de la ley de obediencia debida.

Los delitos por los que fue condenado el represor, "por el contexto en el que ocurrieron, deben ser considerados, a la luz del derecho de gentes, crímenes contra la humanidad", advirtió el juez.

El ex director de Investigaciones de la Policía Bonaerense volvió a prisión tras la anulación parlamentaria de las leyes del perdón, por orden de Corazza, quien dispuso la reapertura de la causa Camps. La situación se retrotrajo así a 1987, tal como habían pedido los organismos de derechos humanos.

Corazza advirtió en la resolución que cuando se entrevistó con Etchecolatz en septiembre último, éste se mostró "lúcido y enérgico" y que se expresó "en forma coherente, clara y lógica sobre su situación procesal".

La prisión domiciliaria sería en este caso un "evidente e insoportable privilegio respecto de otros condenados de unos pocos años menos de edad, que habiendo cometido delitos de menor gravedad y padecer una salud quebrantada sin llegar a un estado terminal, se ven impedidos de acceder al beneficio", concluyó.