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 miércoles, 24 de noviembre de 2004  
Un vicio mortal

Todo cuanto se haga para eliminar la adicción al cigarrillo será siempre bienvenido. Los daños que éste produce y sobre los cuales sobran pruebas y evidencias son terroríficos. El cigarrillo tiene tal poder destructivo que, según estimaciones internacionales, ninguna droga, guerra, epidemia o catástrofe ha matado tanta gente en la historia de la humanidad como lo hizo el tabaco. No obstante esta trágica realidad continúan en el mundo millonarias campañas publicitarias para que chicos, jóvenes y grandes adhieran a este vicio al que falsa e hipócritamente se vincula con los placeres del sexo, el deporte o los viajes a bellos lugares, cuando su verdadera relación es con la enfermedad y la muerte. Las contradicciones y mentiras de nuestra sociedad son tantas que por un lado toleramos campañas multimillonarias e invasivas al máximo a favor del cigarrillo y, por el otro, admitimos públicamente que "fumar es perjudicial para la salud". Siendo así, ¿por qué publicitar y vender este veneno que genera adicción y arruina la vida? ¿Por qué no prohibirlo o combatirlo con mucha más energía y decisión como pasa con otras drogas o venenos? ¿Por qué no estar de lleno a favor de la salud y la vida? El cigarrillo, que domina a un 40 por ciento de los adultos adictos, constituye la principal causa de enfermedad evitable y de mortalidad prevenible. Como otras adicciones o vicios, "viene como los pasajeros que nos visitan como huéspedes y se quedan años" (Confucio), gran verdad esta que nos destruye y hace sufrir. Un verdadero error de cálculo en la búsqueda de la felicidad. Mientras tanto las empresas tabacaleras, con ganancias fabulosas, manipularon por años los niveles de nicotina para aumentar la adicción, apuntando a los adolescentes con enormes y engañosas campañas mintiendo sobre los peligros de fumar y ocultando estudios que señalaban lo contrario. Las consecuencias para la salud han sido y son devastadoras. ¿Hasta cuándo?

Roberto Torres


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