 | lunes, 20 de septiembre de 2004 | Independiente venció a Boca en Avellaneda, lo bajó de la punta y acentuó la crisis xeneize Lo mandó al diablo El equipo de Daniel Bertoni, que perdía 1 a 0, se impuso 2 a 1 con una gran actuación del Pocho Insúa Boca Juniors, que jugó 52' con un hombre más, cayó ayer 2 a 1 con Independiente, en Avellaneda, después de retirarse al descanso en ventaja y perdió el segundo clásico en cuatro días con una imagen gobernada por el nerviosismo, la inseguridad y la confusión.
Independiente, que fue su contracara, revirtió el resultado con dos tantos de Federico Insúa, la figura de la cancha, a los 2' y 21' del segundo tiempo, el último convertido de penal.
Boca presumió una tarde tranquila cuando el árbitro Héctor Baldassi, de mal desempeño, expulsó injustamente al colombiano Jairo Castillo a los 4' del primer tiempo y Neri Cardozo abrió el marcador a los 23' del mismo período.
Ni siquiera otro guiño arbitral (quinto en el Apertura) pudo evitar la caída de Boca, que llegaba de una derrota sobre la hora con San Lorenzo, por la Copa Sudamericana.
El conjunto de Miguel Brindisi había sido favorecido por Gustavo Bassi contra Lanús, por Baldassi ante San Lorenzo (3-0), Gustavo Bassi ante Racing Club (2-1) y Horacio Elizondo frente a Gimnasia y Esgrima (2-1).
Pero el equipo xeneize jugó el partido sumido en un descontrol generalizado e hizo todo lo posible para que Independiente lo diera vuelta sin delanteros en la cancha.
La muestra más fiel del ánimo de Boca fueron las expulsiones de Diego Cagna y Raúl Cascini, dos de sus hombres más experimentados, cuando cundía la nítida impresión de que el clásico quedaría en Avellaneda.
Antes del final, en el mismo momento que Cascini fue expulsado, el volante Sebastián Carrizo vio la segunda roja en el Apertura.
Con un hombre menos durante más de la mitad del partido, Independiente fue superior y ganó merecidamente por el despliegue de un juego coordinado, solidario e inspirado en la figura de Insúa.
El conjunto de Bertoni mostró como virtud el haber neutralizado la prematura expulsión de Castillo, el impacto del gol rival y los efectos de la lesión de Sergio Orteman.
Boca se adelantó con un tanto de Cardozo, quien aprovechó el rebote de un tiro cruzado de Tevez, de poco compromiso con el partido pero paradójicamente el hombre más productivo del equipo.
A pesar de la ventaja, Brindisi no supo aprovechar los laterales para dotar de profundidad al juego y Boca ofreció ventajas en su última línea.
Insúa se las ingenió para burlar a toda la defensa y provocar la reacción espiritual de Independiente. Igualmente el resultado favorecía para quien no lo merecía.
Hasta que en el segundo tiempo todo se puso en su lugar. A los 2', el Pocho Insúa empató el partido con una excelente definición ante Abbondanzieri y un rato después Cagna acumuló la enésima infracción para forzar su expulsión.
En igualdad numérica, el clásico quedó servido para el local. Y sólo hubo que esperar otra aparición de la figura, a los 20', con un enganche en el área que hizo pasar de largo a Pablo Alvarez y obligó a que el defensor le cometiera penal. Fue el propio Insúa quien se paró frente a Abbondanzieri y decretó el resultado final.
La cara de preocupación de Brindisi resumía el momento de Boca, que sólo tuvo una inmediata ocasión para el empate pero el travesaño se la negó.
Independiente, sentido por el cansancio pero motivado por el incesante aliento del público, conservó la ventaja y, en definitiva, sonrió ante Boca en Avellaneda como no ocurría desde 2000. enviar nota por e-mail | | Fotos | | Federico Insúa fue la figura excluyente del clásico y de sus pies nació el fútbol con el que Independiente superó a los xeneizes. | | |