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 sábado, 11 de septiembre de 2004

Sin arma asesina ni testigos directos

Sandra Cabrera era conocida como militante de la Asociación de Mujeres Meretrices (Ammar) en Rosario. Fue asesinada el 27 de enero de este año a las 5 de la mañana. Le pegaron un tiro en la nuca en el pasillo de acceso a una casa de Iriondo al 600. El crimen, que desató movilizaciones reiteradas en Rosario y otros puntos del país, no tuvo testigos directos ni fue encontrada nunca el arma homicida. La pesquisa primero se encaminó hacia efectivos de la sección Moralidad Pública de la policía de Rosario, disuelta a raíz del crimen, que fue un foco constante de denuncias por persecusión y extorsiones. Pero no hubo ningún indicio cierto de vinculación y luego surgió una pista más significativa: la que ligó al policía federal Diego Parvluczyk al suceso. Seis personas, entre ellas varias compañeras de Cabrera, le contaron al juez que ambos mantenían una relación afectiva intensa. La pesquisa sobre esa pista desnudó un vínculo totalmente irregular de la mujer con efectivos de la delegación local de Drogas Peligrosas de la Policía Federal. El jefe de esta repartición cuando ocurrió el crimen, Alberto Lomonte, fue pasado a disponibilidad a raíz de ello. A dos días del asesinato, en medio de una gran conmoción, el gobierno provincial anunció que modificaría o suprimiría los artículos del Código de Faltas que reprimen la prostitución.

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