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 miércoles, 08 de septiembre de 2004

Dolor y dudas. Putin reiteró que no negociará con los "asesinos de niños"
Masivas movilziaciones en toda Rusia para repudiar al terrorismo
Moscú vivió la mayor concentración de los últimos años en memoria a los cientos de muertos en Beslán

Beslán, Rusia. — Miles de personas se manifestaron ayer en Moscú y otras ciudades rusas para condenar el terrorismo y recordar a las víctimas de la toma de rehenes en la escuela de Osetia del Norte, en medio de crecientes cuestionamientos sobre cómo manejó la crisis el gobierno del presidente Vladimir Putin, quien insistió en que no negociará con los separatistas chechenos.

  En desafío a estas críticas y reclamos, Putin rechazó ayer cualquier vínculo entre su política en Chechenia, ocupada y devastada por tropas rusas, y la masacre en Osetia del Norte, donde más de 350 rehenes, 156 de ellos niños, murieron en un caótico operativo de rescate tras tres días de máxima angustia.

  A lo largo de los once husos horarios rusos, cientos de miles de personas se manifestaban contra el terrorismo en el segundo día de duelo nacional y a cuatro días del trágico desenlace de la crisis de los rehenes. Desde Moscú hasta la capital chechena Grozny en el sur y Vladivostok en el este, los manifestantes portaban carteles con consignas como “Rusia contra el terror” y “Sólo escoria cobarde libra la guerra contra los niños”. Ekaterimburgo, una ciudad de los Urales, vio la mayor manifestación de su historia con 20.000 personas en las calles, mientras la televisión rusa mostraba a varios miles desfilando bajo una incesante lluvia en el puerto del Pacífico de Vladivostok.

  Una multitud se manifestó frente a la Catedral de San Basilio, en la plaza Roja de Moscú, con canciones y pancartas contra el terrorismo y velas y flores en señal de duelo por los muertos en Beslán y en tres ataques anteriores también atribuidos a rebeldes chechenos. La agencia rusa Interfax citó fuentes policiales que estimaron en 130.000 los manifestantes en la capital. La Unión Europea ha abogado desde hace tiempo a favor de una solución política a la guerra separatista en Chechenia, de diez años de duración, que ha destrozado la pequeña provincia.

  La de Moscú fue la manifestación más organizada y protegida: se hicieron acreditaciones para los periodistas y miles de personas no pudieron llegar porque terminó cerrándose el único acceso a la explanada de la Catedral, a un costado de las murallas del Kremlin. Personalidades del mundo del deporte, el espectáculo y la cultura rusas participaron también de la manifestación en Moscú, así como autoridades de la Iglesia ortodoxa y la comunidad judía.

  La localidad de Beslán, en el sur del país, siguió enterrando a las 335 personas que murieron durante una caótica operación para liberarlos de unos secuestradores que solicitaban la independencia de Chechenia. Las ruinas de la Escuela N 1, donde se tomaron más de 1.000 rehenes durante 53 horas, se han convertido en un monumento conmemorativo, donde se detienen las procesiones funerarias en su camino hacia un nuevo cementerio para las víctimas.

Nunca se aliviará

  La fuerte lluvia del lunes y la madrugada de ayer convirtió el nuevo cementerio en un mar de lodo, y los familiares resbalaban mientras trataban de cruzarlo para enterrar a sus muertos. Cada pocos metros una nueva tumba se cavaba o se enterraba un ataúd. Tras ellos una excavadora continuaba sus trabajos creando nuevas fosas. “Toda la ciudad está llorando, gimiendo por el dolor que nunca se aliviará”, dijo Masha, vecina de la niña de cuatro años Rada Solkazanova y de su madre, Larisa, enterradas juntas ayer.

  Las manifestaciones contra el terrorismo, que comenzaron el lunes con el inicio del luto oficial de dos días por las víctimas del drama de Beslán, alcanzaron su punto culminante en la concentración masiva frente al Kremlin para reclamar al gobierno mano dura contra el terrorismo. Políticos de la oposición dijeron que la manifestación en Moscú estaba dirigida a esquivar las críticas sobre la gestión de la crisis y el fracaso de Putin a la hora de garantizar la seguridad de los rusos corrientes.

  Las televisiones rusas, estrictamente controladas por el Estado, difundieron ampliamente en los últimos días mensajes llamando a la manifestación, tras el trágico desenlace de la toma de rehenes.

¿Bin Laden en la Casa Blanca?

  Entrevistado por los diarios británicos The Guardian y The Independent, Putin rechazó realizar una investigación pública sobre la masacre en Beslán e insistió en que no negociará con los rebeldes separatistas chechenos. “¿Por qué no se reúnen con Osama Bin Laden, lo invitan a Bruselas o a la Casa Blanca para dialogar, le preguntan lo que quiere y se lo dan, así los deja en paz?”, preguntó Putin. “Uno encuentra grandes limitaciones para lidiar con estos bastardos, entonces ¿por qué deberíamos hablar con personas que son asesinos de niños?, prosiguió el mandatario ruso. “En las guerras a veces hay procesos muy drásticos que llevan su propia lógica, pero no existe conexión alguna entre las políticas rusas en Chechenia y los eventos de Beslán”, agregó.

  El presidente reiteró que la causa chechena no es la lucha de un pueblo por su independencia sino parte de un plan más amplio del terrorismo islámico internacional para desestabilizar todo el sur de Rusia y las regiones de mayoría musulmana del país. “Lo único que puedo decirles es que lanzaremos una investigación interna por la tragedia de Beslán, pero no será pública”, adelantó Putin, quien advirtió que una investigación parlamentaria podría terminar en un “show político”.

  Dos partidos opositores exigieron una investigación sobre la tragedia en Beslán, incluyendo las circunstancias concretas que rodearon el polémico operativo de rescate de los 1.200 rehenes. El Kremlin dijo que no tenía planeado realizar un asalto y que debió lanzarlo porque los militantes empezaron a matar a rehenes que escapaban tras dos explosiones de origen aún no explicado. (Reuters, DPA y AFP)

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Los moscovitas manifestaron en la plaza Roja.

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