| sábado, 05 de junio de 2004 | Orgullo en Venado Tuerto por el hijo pródigo La victoria sobre el inglés Tim Henman fue seguida por toda la comunidad Carlos Walter Barbarich / Ovación El triunfo de Guillermo Coria en la semifinal de Roland Garros encendió el orgullo de la comunidad venadense que vio cómo su hijo pródigo está en la antesala de lograr un nuevo éxito deportivo. En la ciudad no se hablaba de otro tema pese a que parecía tener el ritmo habitual de un viernes por la mañana y las calles céntricas aparecían pobladas como siempre. El Mago ya es un referente obligado de Venado Tuerto y motivo de orgullo nacional.
En los bares la presencia de parroquianos era inusualmente masiva pese a que no estamos hablando de fútbol sino de tenis, un deporte que de por sí no atrae la pasión multitudinaria de la gente. Sin embargo lo que estaba en juego era la cuestión del pago chico, el orgullo de tener a un representante vernáculo en las esferas máximas del tenis mundial.
Esa parada era una excusa inmejorable para sufrir, padecer y latir al ritmo del partido que mantuvo Guillermo ante Henman, al cual pudo doblegar en cuatro emocionantes sets. En cada esquina se observaba el movimiento incesante de vecinos que pugnaban por saber cómo estaba el pibe, ya que no había que desatender las cuestiones laborales.
Trascartón esa cuestión nacional afloró y de manera por cierto, sobre todo teniendo en cuenta al rival de origen inglés. "Por lo menos nos vengamos de la derrota del último Mundial de fútbol ante los ingleses", fue la excusa ideal que encontró Daniel a la hora de festejar por partida doble el triunfo del Mago.
Las caras de los parroquianos fueron cambiando a medida que se sucedían los sets y no fueron pocos los que se retiraron de los bares cuando el Mago no levantaba cabeza. "Está jugando horrible y me parece que el sueño de los dos finalistas argentinos va a quedar para otro año", aseguró Carlos antes de emprender la retirada de un café céntrico de la ciudad pronosticando un futuro negro para el mejor tenista argentino.
Otros en cambio esperaron a que el Mago extraiga esa magia que sólo está reservada para los dioses. El pibe no falló y se recuperó lentamente de la paliza que le estaba propinando el inglés; justo eso "un inglés y a nuestro motivo de orgullo", razonó Ariel mientras se comía las uñas de los nervios.
Chicanas con gusto a tenis No faltaron tampoco las chicanas futboleras que iban alterándose a medida que transcurrían los sets. La tribuna bostera no dejaba de chicanear a los del River, club del cual el Mago es fanático, con la supuesta frialdad a la hora de poner huevos. En el fondo también sufrían las dudas que el Mago entregaba durante los primeros pasajes del partido.
La revancha llegó de la mano de los riverplatenses cuando Coria levantó un partido que parecía imposible, sobre todo si se tiene en cuenta que había perdido el primer set y estaba muy por debajo del inglés cuando promediaba el segundo. Al final, Coria frotó su galera y paso a ganar ese set y dos más que lo llevaron a la final del Gran Slam francés.
Cábala con gusto a triunfo Uno de los habitúes del café de "La Esquina", Julito, pareció iluminar a la distancia el camino del venadense más famoso cuando cumplió un ritual cabulero marcado a fuego y patentado por él. Parece ser que el muchacho tiene por costumbre, cuando las cosas no salen del todo bien para Guillermo Coria, besar una foto del Mago que está en un aparador aledaño a la barra de ese café céntrico. Eso lo hizo cuando Coria parecía sin rumbo y predestinado a perder los dos primeros sets por paliza. Créase o no luego de esa cábala cumplida por Julito, del cual este cronista fue testigo, las cosas para Coria empezaron a mejorar notablemente al punto tal que sin demasiados sobresaltos (salvo el cuarto set) el hombre nacido en Rufino y radicado en Venado Tuerto nuevamente inscribió su apellido en la galería de los mejores tenistas del mundo. enviar nota por e-mail | | |