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 domingo, 11 de abril de 2004

Inseguridad. La cadena de culpas se desliza desde lo alto de las instituciones
Proponen atacar la corrupción y la anomia
Expertos consideran que se debe restablecer la operatividad de la policía y del sistema judicial

¿Cómo bajar el índice de la criminalidad si el simple aumento de las sanciones para los delincuentes resulta absolutamente ineficaz? Los especialistas consultados por La Capital creen que los remedios definitivos sólo se conseguirán a largo plazo, aunque hay algunas medidas que pueden contribuir a combatir los delitos y salir de la actual crisis de la seguridad en un lapso más acotado.

Para Otto Crippa, "las penas se tienen que cumplir. Hay que perseguir y sancionar la corrupción en los organismos del Estado y combatir la anomia, esa sensación de que no hay ley y por lo tanto nadie está obligado a nada".

"Tiene que haber una mejor policía, con efectivos capacitados y con buenos sueldos: un agente que cobra 300 pesos siempre será capaz de venderse a cualquier preso y convertirse en un corrupto. Además, debe haber dos policías: una científica, que sirva para investigar los crímenes, y otra de calle, para prevenir y reprimir".

"Hay que crear una Fiscalía de Investigaciones Administrativas para castigar a los funcionarios corruptos: es la forma de bajar un mensaje distinto hacia la gente común, que hoy percibe que los agentes del Estado pueden hacer cualquier cosa y nunca les pasa nada.

"El Poder Judicial es clave en esta lucha, pero hay que mejorarlo: hoy es moroso, deja prescribir una cantidad inmensa de causas (en Santa Fe la cifra es alarmante) y muchos de sus integrantes deberían ser removidos. En lugar de penas más altas, los gobernantes deben implementar políticas de inclusión social cuyos resultados sólo se verán a largo plazo, pero que son imprescindibles para bajar la criminalidad".

Esteban Franicevich considera que "en el corto plazo hay que crear la figura de un fiscal con mayor autoridad y presencia en la calle, y con una policía bien equipada técnica y humanamente. Los legisladores deben angostar las posibilidades excarcelatorias y de recuperación progresiva de la libertad de los condenados. Finalmente, el Estado debe acortar las desgarradoras desigualdades económicas y educar continuamente por la vida y la paz".

Ramón Ríos sostiene que "hay que esclarecer más hechos y que los condenados cumplan las penas. Ese sería un mensaje más positivo hacia la sociedad que el simple y supuestamente mágico aumento de las penas. Hay que dejar atrás la actual anomia: las normas deben cumplirse porque así habrá menos delitos".


La "calidad" de la pena
María de los Angeles Milicic está convencida de que "hay que trabajar en la calidad de la pena. Si sólo las aumentamos, haremos que en lugar de salir en el 2010 un delincuente abandone la prisión en el 2012. ¿Cuál es la diferencia?

"Además, hay que elaborar otras políticas porque cuando interviene el sistema penal el Estado ya ha fracasado: si alguien delinquió, el castigo no cambiará lo que hizo. Hay que hacer políticas de educación, salud y trabajo que incluyan a todos porque es la única manera de prevenir el delito. Recién después hay que pensar en la sanción para quienes delinquieron".

Dardo Racciatti precisa que "para combatir la criminalidad es indispensable mejorar la policía, dotarla de más elementos, seleccionar más adecuadamente a sus efectivos y ofrecerles sueldos más atractivos. Además, hay que crear una policía judicial para investigar y esclarecer los delitos más complejos.

"Las penas deben cumplirse y hay que revisar las políticas de excarcelaciones, conmutaciones e indultos. Y el Estado debe hacerse responsable: la criminalidad aumenta por los índices salvajes de marginalidad y exclusión social. En lugar de aumentar las penas, como si esto fuera a bajar mágicamente la cantidad de hechos delictivos, los legisladores deben elaborar políticas que eleven la calidad de la educación, y que además lleguen a todo el mundo".

J.S.

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El Poder Judicial deja prescribir una gran cantidad de causas.

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