Seguridad. Para la gente de Lomas de Alberdi fue la única salida ante el delito

Pagan adicionales a la policía desde hace años y sólo así viven tranquilos

Se sienten protegidos, pero aclaran que el Estado debería brindar eficientemente este servicio sin abonar extras

Las rejas, las alarmas, los perros y las armas parecen ser parte del pasado para algunos vecinos de Lomas de Alberdi. Es que desde hace más de seis años el barrio contrata un servicio adicional de la policía provincial para que patrulle las poco más de 20 manzanas que forman parte del barrio. Que los chicos juegan tranquilos en las calles, que los adolescentes salen por la noche y regresan sin sentir miedo, y que las abuelas salen de compras sin temor a que les arrebaten la cartera o los bolsos son sólo algunos de los argumentos que esgrimen los vecinos a la hora de explicar por qué pagan un servicio adicional. Sin embargo, no dejan de reclamar al Estado que les brinde seguridad sin abonar extras porque "es un derecho adquirido de toda la población desde el momento en que paga los impuestos".

La zona que hoy se conoce como Lomas de Alberdi comenzó a poblarse por el año 1972 y, según cuentan sus vecinos, "siempre hubo problemas de inseguridad". Por eso, decidieron contratar un servicio de serenos en forma privada, pero al tiempo lo desecharon por ser ineficaz. "Los ladrones ya les conocían los horarios y el recorrido, entonces ya no prevenían nada. Además, no tenían poder de represión", contó el presidente de la vecinal Lomas de Alberdi, Benito Fiocchi.

Así fue que hace seis años comenzaron contratar un servicio adicional de la policía provincial para patrullar el barrio en las horas de la tarde y la noche. El servicio fue prestado durante los primeros tiempos por agentes del Comando Radioeléctrico, pero actualmente está a cargo del Cuerpo Guardia de Infantería.

El patrullero con dos agentes de policía recorre las calles desde las primeras horas de la tarde, pero cambian los turnos para despistar a los ladrones y también de acuerdo a las necesidades del barrio. En invierno, por ejemplo, se quedan durante las primeras horas de la mañana para controlar cuando los chicos se van a la escuela porque allí les robaban las zapatillas y las mochilas. Y lo mismo sucede los fines de semana cuando los adolescentes regresan de bailar.

Además, la vecinal les da a los agentes un teléfono celular al que llaman en caso de emergencia o ante cualquier movimiento sospechoso. "En menos de dos minutos llegan", dice Miriam.

Aunque para algunos llegar a confiar en los agentes que patrullan la zona no fue fácil, finalmente la mayoría se acostumbró a convivir con ellos y ahora los consideran un vecino más. Y cualquiera tiene una anécdota para contar.

"El otro día llovía y salí con el auto con mi hija chiquita y mi tía, que es una mujer mayor. A mitad de cuadra el auto se paró y yo caminé a mi casa para llamar a un taxi. Pero cuando volví al auto el patrullero estaba cuidando a la mujer y a la nena, y después me ayudó a hacer arrancar el auto", contó Mariel Parodi, en su casa de Vassallo al 3700.

Es más, lo que los vecinos destacan es la actividad "preventiva" que realizan los agentes en sus patrullajes. "No se disparó ni un solo tiro", dice orgulloso Fiocchi.

Pero claro que de tanto en tanto se registran episodios menores, como arrebatos. Y los chicos son los que están más atentos al robo de bicicletas. "El otro día se llevaron una moto. Pero pasa que si estás andando por el barrio y la policía está en la otra punta, no hacés tiempo a llamarlos que ya se llevaron la bici", contó Brian, un chico de 12 años.

Sin embargo, todos aclaran que "nada se compara con los niveles de delincuencia que se vivían en otros tiempos".


Ausencia del Estado
Para gozar de esta tranquilidad casi digna de los pueblos del interior, la vecinal paga todos los meses a la policía 2.800 pesos por el servicio adicional y cada vecino aporta un mínimo de 8 pesos. Sin embargo, todos coinciden en que "el problema es la ausencia del Estado" que tendría que brindar esa tranquilidad en toda la ciudad sin necesidad de abonar nada en forma excepcional.

Lo cierto es que de las 550 familias del barrio más del 60 por ciento aporta a la vecinal para pagar este servicio. Algunos no pueden afrontar ese gasto y otros, que son los menos, porque no están de acuerdo con el servicio y argumentan que "es responsabilidad del gobierno".

"Es cierto que bajaron los robos, pero hay que estar alerta. Por las dudas, yo tengo rejas, alarmas y perros en casa, además estoy armado por si se les ocurre entrar", advierte Alberto, que es uno de los vecinos a los que no les hace gracia pagar un extra.

Carlos también asegura que "es el Estado el que tiene que solventar la seguridad, la educación y la salud, pero si no lo hacen no se puede dejar todo en manos de los delincuentes". Y en eso coincide también el titular de la vecinal del barrio, pero aclara: "No se puede caer en un idealismo suicida".

Tal es así que los vecinos tienen pensado llevar su experiencia a las autoridades provinciales para que la pongan en práctica en otras zonas de la ciudad, pero como un servicio que no tenga que ser pagado en forma extra.

"Esta también es una forma de recomponer la relación entre la gente y la policía. Pero lo más importante sería que el gobierno tome esto y lo proponga para otros barrios de la ciudad, pero que surja de ellos como un servicio a la comunidad sin tener que pagar más, porque vivir seguros es un derecho adquirido de toda la población", consideró Fiocchi.

Aunque les molesta tener que abonar mensualmente por un servicio que es responsabilidad exclusiva del Estado, aseguran que fue la única salida que encontraron ante la inseguridad. Y esperan que de una vez por todas la tranquilidad deje de ser un bien exclusivo de quienes pagan extra a la policía.

En Lomas de Alberdi la vecinal le paga 2.800 pesos por mes a la policía.