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 sábado, 03 de abril de 2004

Matan a golpes a una modista en un robo
Era jubilada, tenía 73 años y vivía sola en José C. Paz al 1700, en La Florida. Sufrió múltiples golpes

Carlos Vallejos / La Capital

Hace 15 días Ana María Scaglione entregó su último traje de novia. A pesar de sus 73 años, los vecinos del barrio La Florida aún confiaban en su habilidad de costurera y no dejaban de llevarle alguna labor, con las que complementaba la jubilación mínima que percibía. Desde ayer la vieja y noble Singer a pedal ya no será movida por sus manos: la anciana fue brutalmente asesinada a golpes en la sala donde recibía a sus clientes y confeccionaba sus trabajos.

Ana María era soltera, gozaba de muy buena salud y todas las mañanas salía a hacer las compras y a pasear su perro. Tenía pocos familiares directos y era muy querida por los vecinos. Precisamente los que descubrieron el crimen.

Extrañados de no haberla visto realizar sus paseos matutinos y cansados de golpear la ventana (por donde siempre atendía a quien tocara su puerta), un pequeño grupo de vecinas decidió entrar a la casa de la modista, ubicada en José C. Paz 1780, con un juego de llaves que le había sido confiado a una de ellas.

Las mujeres abrieron la puerta pero no pudieron seguir. La sala de entrada era un completo desorden y un rastro de sangre que se perdía hacia los fondos de la vivienda les hizo presagiar lo peor. Recién volvieron a entrar acompañadas por un joven que vive enfrente y fueron a buscar. "Seguimos la marca de sangre hasta la puerta que da al patio y a través del vidrio vimos a Ana tapada con una frazada; sólo sobresalían sus zapatos. Allí supimos que la habían matado".

Según el relato del joven a La Capital, el móvil del crimen no pudo ser otro que el robo ya que el interior de la vivienda estaba en completo caos, "hasta los colchones estaban rotos", precisó. Fuentes policiales confirmaron luego que faltaban varios bienes de la casa.

Oscar de las Casas, primo político de Ana María, con quien tenía un trato casi diario, contó que la mujer era muy valiente, pero que nunca abría la puerta de entrada, antes abría la ventana. "Lo que nunca hacía era cerrar atrás, la puerta que da al patio, porque decía que no podía dejar encerrado al perro".

De todos modos, según las primeras pericias y los relatos de los vecinos, la mujer tuvo que haberle abierto la puerta a el o los criminales, aunque también pudo haber sido interceptada en la vereda y obligada a entrar por la fuerza a la vivienda. Casi no hay dudas de que fue muerta a golpes ni bien cerraron detrás de sus espaldas y luego arrastraron el cuerpo al patio, donde prolijamente lo taparon.

Luego de sacar el cadáver al patio, el o los asesinos pusieron la traba a la puerta y se dedicaron al robo. Luego salieron por la puerta del frente, a la que cerraron con llave, sin ser vistos por nadie. Si habían prendido alguna luz (se presume que el crimen fue ayer a la mañana), antes de irse la apagaron. Tanta "prolijidad" no dejó de llamar la atención a los investigadores.

"Esta no es la primera persona sola que es asaltada, en este caso asesinada -contó otro vecino-; tenía un perro que no servía para nada, era muy asustadizo". Otro hombre agregó: "Siempre que hay una obra en construcción pasa algo". Esta vez, la casa lindera está en arreglo y eso permite que los maleantes ingresen sin ser vistos.

A pocos metros del juez de Instrucción número 4, Jorge Eldo Juárez, un grupo de vecinos soltó su bronca y denunció que el barrio está siendo "asolado" por una ola de asaltos a pesar de que le pagan por mes a una empresa de seguridad privada.

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Peritos policiales examinaban anoche el lugar.

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